Así es como se cocinó la salida de Pilar Rahola del cementerio de los opinólogos
Hasta el programa satírico "Polònia" se ríe de la omnipresencia de la tertuliana de cabecera del catalanismo más simplón, pero no siempre fue así. Hubo un antes y un después de su reinado.
Sale tanto en la televisión catalana que hasta el Polònia de TV3 ha hecho un gag riéndose de su omnipresencia. Pilar Rahola sale 13 minutos de lunes a jueves en un consultorio privado titulado Hola Rahola y 30 minutos los sábados en el magacín político Preguntes Freqüents, más luego otras tantas intervenciones de radio en Rac1 y Catalunya Ràdio y sus tribunas diarias en La Vanguardia.
En un exhaustivo repaso sobre cómo ha llegado a este punto, David Brunat recalca en El Confidencial "que nadie en toda España goza de tantos minutos de antena ni tantas páginas de periódico para perorar sobre lo que le venga en gana. Ni la misma Rahola se hubiera creído hace unos años, antes de que llegaran el procés y el monotema mediático a Cataluña, que un día saldría del cementerio de los opinólogos para convertirse en la primera dama del catalanismo".
Pero ¿cómo se logró la resurrección mediática de Rahola? "No es ningún secreto que lleva haciendo de las tertulias políticas su forma de vida desde los años noventa, un negocio que le ha resultado altamente lucrativo, mucho más que sus licenciaturas en Filología Catalana e Hispánica, recuerda Brunat para añadir que "durante años, permitió que la presentasen como doctora en ambas filologías sin corregir el error. Incluso en su web se presentaba como doctora, hasta que un ciudadano desveló el engaño y obligó a Rahola a eliminar esa información y a dar unas explicaciones algo peregrinas sobre el asunto, adelantándose varios años (esto ocurrió en 2014) a los escándalos académicos que salpican a los políticos españoles en la actualidad".
Claro que dentro de Cataluña ya gozaba entonces de la protección y simpatía del catalanismo conservador y "los fontaneros del Govern la lanzaron como un misil ideológico a la arena mediática al inicio del 'procés', allá por 2010, y muy pronto se confirmó el acierto. Su discurso agresivo y maniqueo, con saltos entre lo ilustrado y lo chabacano, permeó en las mentes del catalán medio, en concreto en aquel espectro social tan único que es el 'català emprenyat' (el catalán cabreado), ese ciudadano de carácter recto y conservador, poco amigo de la broma y con un gran sentimiento de agravio, que desde siempre ha formado el tuétano del catalanismo, primero el pujolista y ahora el procesista. Rahola muy pronto se convirtió en su droga mediática, una extraña mezcla de Belén Esteban y Jimmy Jiménez Arnau que les ayudaba, y les ayuda aún hoy, a entender las complejidades del mundo".
Pero hay más: "Rahola no es solo una verdulera. Es una mujer capaz e inteligente que usa sus habilidades de forma muy calculada. Es capaz de convertir cuestiones complejas en argumentos muy fáciles, simplones y baratos que permiten a la gente sentirse homologada para entrar en el debate público. El catalanismo sigue la política como sigue el Barça, de forma más emotiva que racional, y Rahola les da unas consignas muy digeribles", explica un buen conocedor del entorno de Convergència".
Empezó como diputada en el Congreso por ERC pero "no es que Rahola se haya cambiado la chaqueta para arrimarse al poder y medrar. Es el poder y la sociedad quienes se han cambiado la chaqueta y han hecho del nacionalismo histriónico de Rahola su corriente ideológica".
De ahí que su "resurrección se cocinara en secreto en los despachos del Palau de la Generalitat. Fue en el año 2009, en los más crudo de la crisis. Los asesores de Artur Mas entendieron, con una gran clarividencia, que la única manera de salvar la imagen del 'president' en plena campaña de recortes sociales era explotar su innegable carisma y convertirle en lo más parecido a un líder mesiánico, en el redentor nacional de Cataluña".
Fue entonces cuando "alguien le sugirió a David Madí, lugarteniente de Mas, que el 'president' necesitaba un libro biográfico que ayudara a glosar al personaje. A Madí le gustó la idea y le encomendó la misión a Rahola, una mujer "enamorada del 'president", en palabras del entorno de Mas, y con buenas dotes literarias".
"A raíz del buen resultado del libro y de su indudable afección al régimen, el entorno de Mas catapultó a Rahola en los medios públicos catalanes y también en la maquinaria del Grupo Godó", señala.
A todo esto, quienes la frecuentan en los platós y los estudios de radio dicen que lo que se ve es lo que hay: "Rahola es pura verborrea dentro y fuera de micrófono. Es excesiva y temperamental dentro y fuera".
No en vano "en un programa de TV3 reconoció que para ella los platós son como la guerra".