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Esto es lo que Errejón y Bescansa todavía no saben o se niegan a aceptar

En las organizaciones autoritarias, las conspiraciones sólo pueden acabar en victoria o muerte; el que se rebela contra el líder más vale que acierte a la primera, por el bien de su cabeza.

Esto es lo que Errejón y Bescansa todavía no saben o se niegan a aceptar

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Mucho se está hablando de lo que pasa dentro de Podemos en las últimas horas y de la "conjura contra el caudillo" como lo ha llamado Ignacio Camacho en su columna de ABC de este jueves.

Y es que a su juicio, "en las organizaciones comunistas, como en todos los sistemas autoritarios, las conspiraciones sólo pueden acabar en victoria o en muerte; el que se rebela contra el líder más vale que acierte a la primera. Si fracasa sufrirá una purga implacable que hará rodar su propia cabeza. Por eso Errejón no se decide a volver a plantar cara a Pablo Iglesias. Sabe que en la batalla perdida de Vistalegre midió mal las fuerzas y que si lo intenta de nuevo ha de ser con el suficiente respaldo para no quedarse a medias".

Eso sí, matiza, "la propuesta de Carolina Bescansa para dar un golpe en Podemos le crea un problema. Esas cosas se pueden pensar y hasta hablar en secreto, pero ponerlas en un papel es toda una torpeza. Por cuestión de mera supervivencia, lo primero que hay que saber antes de tramar una intriga es que las estrategias jamás se cuentan".

Lo que realmente ocurre, según Camacho, es que "Errejón y Bescansa son socialdemócratas pero todavía no lo saben o no lo aceptan; de una forma o de otra convergerán en el PSOE, o en lo que éste se convierta. A medio o largo plazo su destino en política, si es que siguen en ella, consiste en formar con los socialistas una especie de ala izquierda".

¿Por qué? Porque "no encajan en el pablismo ni por talante ni por criterio, igual que Carmena, a la que ayer se supo que Pedro Sánchez ha propuesto ir en su lista como candidata a alcaldesa. En realidad ya lo era. En 2105 –lo sabe bien Antonio Carmona– funcionó en Madrid una especie de ticket izquierdista de facto, planteado de forma encubierta. Carmena era la opción del PSOE en la capital y Gabilondo la de Podemos en la Comunidad aunque oficialmente nadie lo reconociera".

El caso es que "todos estos movimientos en Madrid, con Cifuentes en el alero, indican que la izquierda barrunta un cambio de ciclo. Si el PP pierde su gran bastión, aunque sea a manos de Cs, se acabó el marianismo. Pero el secretario general socialista ya no parece fiarse de quien zancadilleó su sueño político, y estima que necesita entenderse con gente más a su medida y a su estilo. A su electorado templado le espantan los espectáculos de agitación radical, tipo Lavapiés, que los concejales antisistema acostumbran a montar en el municipio".

De ahí que a Sánchez "la idea de birlarle a Carmena a su gran rival lo pone cachondo aunque sea un monumental acto de transfuguismo. Pero las maniobras tácticas han quedado al descubierto y ahora el caudillo extremista está sobre aviso. Aunque es probable que se guarde el agravio, tarde o temprano habrá, al menos a escala interna, vendetta de exterminio".

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