El "mamoneo" que ha sacado de quicio a Carlos Herrera: "Se han vuelto majaretas"
El periodista ha terminado explotando de indignación ante lo que considera una intolerable "tomadura de pelo" que en ningún otro sitio sería permisible y ni tan siquiera imaginable.
La insólita decisión de un tribunal regional de Alemania de limitar la extradición de Carles Puigdemont a España por un delito de malversación, liberándole de otros como sedición o rebelión ha caído como un jarro de agua fría y este viernes las columnas de opinión se centran en ello.
A Carlos Herrera en ABC, por ejemplo, le cuesta pensar que "si un presidente regional alemán organizara un referéndum ilegal y proclamase una república independiente en cualquiera de los lander de aquél país, los tribunales correspondientes se preocupasen sólo de si tal acción fuera organizada con dinero público".
A su juicio, "si lo que sugieren los campanudos jueces alemanes es que no pasaría nada si la intentona hubiese sido producida con medios privados, es que o bien se han vuelto majaretas o bien nos quieren tomar el pelo. No cabe en cabeza jurídica alguna".
Por eso, Herrera clama: "Europa no puede permanecer ajena al hecho de que, en el seno de la Unión, un país determinadamente severo con quien pretenda hacer en ese territorio algo parecido a lo hecho por Puigdemont en España, se permita ser displicente con la justicia de un país amigo".
Y recuerda que "Europa no se inventó para despreciar olímpicamente los serenos y sensatos argumentos del Supremo de un país sin atisbos de sospecha alguna".
Ahora, al juez Llarena le quedan un par de alternativas: "aceptarlo o no. Si lo acepta, tragándose la humillación, puede encarcelar al fugado y esperar que la fiscales pidan la máxima pena por el delito de malversación, que oscila entre ocho y doce años".
Parece poco probable que pudiera evitar la prisión provisional pero podría eludirla sufragando la cantidad presuntamente malversada y esta posibilidad sería la que "invitaría a Llarena a renunciar a su entrega, dejando que Puigdemont se convirtiese en un fugado eterno y dando a entender a los alemanes un "ahí os lo quedéis y que os aproveche".
Claro que para Herrera el problema va más allá: "si en Schlewsig-Holstein no es delito pretender romper la unidad de Alemania es un problema de repercusión en España, pero afecta, en su inmensa contradicción, a los mismos alemanes".
Vamos, que "a partir de ya, cualquier líder secesionista germano podrá exhibir esta sentencia como eximente de culpa si pretende la independencia de cualquier land siempre que lo haga sin utilizar fondos públicos: bastará que unos cuantos mecenas proporcionen dinero particular para que ello no sea considerado delito. Lógicamente eso no se lo cree nadie, pero es lo que se desprende de este mamoneo judicial que viene a dictaminar que España es una especie de Estado medio africano al que hay que tratar con paternalismo, desprecio y condescendencia, dándole lecciones elementales de justicia cool".
Carlos Herrera culmina su columna con una pregunta para el presidente del Gobierno: "¿Entenderán Sánchez y su "distensión" que eso es un ataque a la dignidad de su país?. Vaya usted a saber".