Gistau hunde a Colau con lo que más duele a un "progre": "Extranjera de mierda"

A vueltas con la agresión a una mujer por quitar lazos amarillos y los retorcidos argumentos del independentismo para justificarlo, este martes David Gistau opta por echarle mucha ironía al asunto desde su columna de El Mundo: "En Barcelona, donde tantas veces se atonta al personal inoculándole el Imagine, las narices comenzaron a interponerse en las trayectorias inocentes de los puños".

Bordeando la frontera del humor negro señala que "siempre hemos acogido con verdadero alivio el hecho de que el ultranacionalismo catalán no haya derivado a una violencia pistolera como aquella donde las nucas se interponían en la trayectoria de las balas y el asesinato adquiría, para favorecer la desmovilización de las conciencias, un aire accidental, como de impacto por caída de un tiesto".

Siempre de manera caricaturesca aventura que "no deja de resultar interesante observar cómo operan ciertos mecanismos mentales análogos que tienen como objeto despojar al agredido del derecho a que su nariz rota remueva alguna conciencia y siembre dudas en la autocomplacencia de la República de las Sonrisas".

"Algo habrá hecho", señalan los "automatismos de la adaptación catalana", y Gistau recuerda que "en el caso de la mujer atacada delante de sus hijos junto a la verja de la Ciudadela consiste en haber profanado la simbología sagrada de la fiebre amarilla".

Los que justifican la agresión echan mano de "ciertos chistes a costa del agredido encargados a los esbirros orgánicos y que eran más difíciles de hacer cuando se trataba de un balazo en la nuca -y aun así se hacían-. La Era Tuit aporta además la ventaja de que los escarnios se pueden hacer en pantuflas y con el aire acondicionado puesto".

Claro que, Gistau comprende que "en Barcelona traten de adormecer por hipnosis a las militancias emitiendo el Imagine por megafonía: es quitarlo y un custodio de lazos comete una agresión xenófoba al grito de "¡Extranjera de mierda!". Suba el volumen, Colau".

"Los prestigios progresistas atribuidos al nacionalismo"

Pero si hay algo que abochorna a los defensores progresistas de los independentistas es lo que sentencia Gistau al final de su columna: "La agresión de Ciudadela revela cuán incrustados están en las mentes los prestigios progresistas atribuidos al nacionalismo que antaño pasó por hermoso y sofisticado antifranquismo. Cuán poderosos han de ser esos salvoconductos culturales para que hayan logrado neutralizar aquello que más escándalo provoca en la sensibilidad social actual: la agresión a una mujer, fracturada delante de sus hijos. Prueben a hacer chistes a costa de una mujer golpeada en la calle por un novio celoso".