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Colau delira en directo con Arabia Saudí, los lazos y sus excesos universitarios

La alcaldesa de Barcelona desparrama como nunca en La Sexta Noche con un discurso incendiario contra los intereses de España y unos argumentos insólitos sobre el conflicto en Cataluña.

Ada Colau, anoche en el plató

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La alcaldesa de Barcelona instiga un conflicto diplomático internacional entre España y Arabia Saudí. En La Sexta Noche, Ada Colau exigió la "ruptura de relaciones" entre ambos países, calificando además al régimen de Riad de "dictadura asesina".

Todo a propósito de la venta de bombas que el Gobierno primero quiso frenar y luego, al poner en peligro miles de puestos de trabajo en Cádiz por la posible suspensión de un contrato para construir cinco barcos, intentó rectificar a toda prisa dejando heridas en el camino.


"Yo no las vendería", explicó la regidora, que no fue capaz de aclarar cómo compensaría la posible represalia de Arabia Saudí al anular otros contratos en marcha. "Con industria alternativa", dijo como único remedio. "Yo soy pacifista", insistió en varias ocasiones a la vez que aseguraba entender al alcalde de Cádiz, 'Kichi' González, al anteponer la conservación del empleo a otras visiones antibelicistas.

Con los lazos amarillos

No fue su único desparrame. Para Ada Colau, la tensión en Cataluña no es responsabilidad del independentismo. Tampoco de los CDR ni de la Generalitat que bloque el Parlamento desde hace meses. Ni siquiera lo es de los políticos que se saltan la ley. Sentada en el sillón rojo de La Sexta Noche, señaló a los culpables de todo: PP y Ciudadanos.



En una entrevista a ratos delirante, la alcaldesa de Barcelona señaló al Gobierno del PP, de cuya caída se vanaglorió e hizo responsable a "Podemos, las confluencias y En Comú", por protagonizar a su juicio una constante "represión" en Cataluña, incluyendo en ese epígrafe las acciones judiciales que tienen en la cárcel a varios dirigentes, la aplicación del 155 o las "cargas policiales del 1-O".


Y si eso fue en el pasado reciente, en el presente la culpa es de Ciudadanos, de Albert Rivera y de Inés Arrimadas en concreto, a propósito de la retirada de lazos amarillos iniciada por personas anónimas y secundada luego por los líderes del partido naranja.

"El lazo es democrático"

"El papel de Ciudadanos es nefasto. En Cataluña no había tensión y ellos la han alimentado, inflando polémicas y buscando conflictos", dijo Colau invirtiendo la responsabilidad de los hechos antes de atacar personalmente a los dos dirigentes del partido mencionados. "Cuando echamos al PP (del Gobierno) yo fui al Congreso y Rivera estaba hundido. Y Arrimadas está crispada y fuera de lugar. En cuanto hemos iniciado un camino de diálogo, Cs intenta generar polémica", remató de manera increíble.

Colau exige un referéndum de independencia y considera que no es lo mismo poner lazos que quitarlos

Por contra, apenas hubo reproches a Puigdemont o Torra, a los que nunca citó por su nombre, y mucho menos a los Comités de Defensa de la República. Al contrario, y pese a insistir en que ella personalmente no es independentista, calificó la colocación de lazos amarillos de "libertad de expresión" y consideró más denunciable quitarlos que ponerlos. "El lazo es democrático".

Además, desveló que estaba de acuerdo en puntos muy importantes con la Asamblea Nacional Catalana, máxima instigadora social de la independencia. "El Estado autonómico está agotado; hay que resolver esto con un referéndum y rechazo la prisión preventiva, por abusiva, aunque no comparto la vía unilateral".



El delirio

En otro pasaje de la entrevista de Iñaki López, secundado por Andrea Ropero, Jesús Cintora y María Claver; la alcaldesa no supo cómo salir del jaleo que ella misma había montado al soltar en un programa en TV3 que "una multinacional" le había ofrecido ayuda para terminar su carrera, que no llegó a culminar pese a tener incluso una beca Erasmus que le llevó hasta a Italia.

En el plató, titubeando y nerviosa, no supo aclarar los hechos, no quiso precisar quién le había hecho esa oferta y si su empresa era adjudicataria en el Ayuntamiento de Barcelona y se limitó a pedir "perdón" en reiteradas ocasiones sin explicar bien por qué lo hacía y apelando a la supuesta necesidad de "no hacer ruido".