Calvo se proclama activista desde los 7 años y narra su cautiverio con monjas
Aunque alguno sienta cierta hilaridad, la vicepresidenta explica con seriedad cómo fue su infancia y dónde nació su activismo que hoy, dice, marca al Gobierno.
La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Igualdad, Carmen Calvo, es un caso casi único en España y, tal vez, en el mundo. Con apenas siete años, desde un pequeño pueblecito cordobés llamado Cabra, ya sintió la llamada del activismo igualitario, tal y como ella misma explica en una entrevista con El Mundo donde repasa su propia trayectoria.
"Tuve conciencia muy pronto de lo que era justo e injusto en la vida. Iba a un colegio de monjas solo de niñas y había algunas que se llamaban las 'gratuitas', becadas, que entraban por otra puerta diferente a la nuestra. Iban a otro recreo, sin toboganes ni columpios, y no llevaban el uniforme nuestro tan bonito, azul marino. Les pregunté a mis padres por aquello y me dijeron que esas niñas eran de familias pobres. Ese día, tendría unos siete años, me di cuenta de que eso no podía ser así", explica la política.
Pero no llegó con eso. El siguiente paso lo dio también en la adolescencia, de manera clandestina y utilizando a su padre para publicar sus reflexiones sobre el feminismo: "Desde que tengo uso de razón me doy cuenta de que soy chica y de que en el mundo que veo hay muchas más dificultades para nosotras. Tengo conciencia feminista prácticamente desde que soy consciente de mí misma. Los primeros artículos que escribí a los 16 o 17 años defendiendo temas de igualdad se publicaban porque mi padre daba la cara por mí y mandaba su DNI. Estábamos todavía en la dictadura y yo no tenía carné al ser menor de edad", detalla.
El cautiverio
Y todo ello lo logró en su municipio, alejado de las corrientes que por aquel entonces ya recorrían parte del mundo. "Sí, en Cabra. Tuve una conciencia profundísima de que la vida tenía sentido si luchaba contra la desigualdad, que no era solamente entre hombres y mujeres, sino también de clases sociales. Esto me marcó muy pronto, incluso a diferencia de mis hermanos, que no tuvieron esa percepción".
Carmen Calvo, que posa elegante para el reportaje de Marta Michel, narra también las tardes de cautiverio que padecía en un torreón del colegio de monjas al que acudía, aunque pudo sobrevivir a ello: "A lo mejor tenías que pasar ahí la tarde. Las niñas se asustaban, pero yo entendí que era mucho mejor estar allí mirando el cielo por los ventanucos que hacer lo que no quería. Así que aprendí muy pronto que la libertad tiene un precio, que ser tú misma tiene un precio, y estuve dispuesta a pagarlo".
No es de extrañar que, con esos antecedentes, proclame que el feminismo es el principal ingrediente del Gobierno de Pedro Sánchez: "Somos un Gobierno de feministas progresistas y pensamos que lo mejor que le puede pasar a un ser humano es tener intactos sus Derechos Humanos".