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Este es, a su pesar, el peor enemigo de lo que defienden Vox y Santiago Abascal

¿Por qué unos son chicos guays a los que hay que respetar y Vox es todo motivo de chanza y disparate? No es la única incógnita que planea sobre los españoles en un punto decisivo.

Este es, a su pesar, el peor enemigo de lo que defienden Vox y Santiago Abascal

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Mucho se está hablando de Vox y más ahora que se da por supuesto que su irrupción en el Parlamento andaluz será determinante. En este sentido Pedro Narváez analiza en su columna de La Razón de este miércoles qué pasa cuando surge "un fenómeno paranormal" y se acuerda del día en que Arriola "llamó friquis a los de Podemos, en aquellos momentos que copaban todas las fotos y las pataletas, dio carta de naturaleza a aquel movimiento ultraizquierdista y antisistema".

Señala Narváez que "los de Pablo Iglesias abogan por el derecho a la autodeterminación y los de Abascal por suprimir las autonomías. Ninguna de las dos propuestas están previstas en la esencia misma de la actual Constitución. Los grupos independentistas llegan más allá y negocian con el gobierno de turno, ahora el PSOE, mientras esparcen estiércol sobre los que viven más allá de sus fronteras, como si fuéramos inmigrantes llegados en pateras, los que quiere contener Vox por otras verjas que no son las del Ebro".

Matiza el periodista que "si tuviera que votar no elegiría a ninguna de estas opciones" pero lo que no entiende es "por qué unos son chicos guays a los que hay que respetar y Vox es todo motivo de chanza y disparate".

A su juicio, "Vox es también, y a su pesar, el peor enemigo de lo que defiende. Sus legítimos votos ayudarán, con la incógnita de en qué medida, a que el régimen andaluz no tenga recambio. No sé a que viene tanta pedagogía para que los partidos anticonstitucionales entren en el redil y tanto esputo a la protesta de Vox, que, como en su momento Podemos, ni ha gobernado ni aspira a hacerlo, con lo que puede prometer y promete sin fin".

Concluye Narváez que "para la izquierda es fácil. Cuánto más dura, más gasolina para el otro extremo. La derecha realista, sin embargo, tiene complicado cuajarse en un casillero. A Casado le queda decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Y que los electores le crean".