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Hunden a la política que pasó las barreras de la vileza para defender a Sánchez

El presidente del Gobierno levita sobre un pedestal labrado en ego y postureo que ha dejado el "ofensómetro" de su partido tiritando de terror... y si no que le pregunten a su "empleada".

Hunden a la política que pasó las barreras de la vileza para defender a Sánchez

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Cuando Pedro Sánchez era "otra persona" había salido a defender al rapero Valtonyc tras su condena por recomendar una bomba de nitroglicerina en un bus del PP pero ahora el nivel de ofensa del presidente del Gobierno es muchísimo más sensible, reflexiona este martes Luis Ventoso en su columna de ABC.

Será por eso que en plenas vacaciones navideñas la vicepresidenta Carmen Calvo trasladó a la Fiscalía una gravísima ofensa contra Sánchez a su juicio susceptible de delito por un chiste "malillo y más viejo que el gramófono" y que "ya se había hecho contra otros políticos, que lógicamente ni se fijaron": "Queridos Reyes Magos: Mi cantante preferida era Amy Winehouse, y te la llevaste. Mi actor favorito era Robin Williams, y te lo llevaste. Mi humorista favorito era Chiquito, y también te lo llevaste. Solo te escribo para decirte que mi presidente favorito es... Sánchez".

Pero es que, a juicio de Ventoso, "Sánchez levita sobre un pedestal labrado en ego y postureo, así que esta vez el chiste pasó a constituir un ataque delictivo contra el honor de El Presidente".

De hecho, reflexiona, "en España el ofensómetro se calibra de manera distinta según la faltada provenga de derecha o izquierda" y aquí se hace eco de que este lunes "la portavoz adjunta del PSOE en el Congreso, Sofía Hernanz, participaba en un debate en la Cámara sobre la adicción de Sánchez al Falcon, el helicóptero y a conocer el mundo a costa de nuestros impuestos".

Y ante las críticas del PP, "la diputada socialista defendió a su jefe alegando que Sánchez viaja lo mismo que Rajoy, pero "sin el avituallamiento extra de vino y whisky".

Para Ventoso "el comentario resulta de una vileza notable, pues sin prueba ni necesidad alguna siembra la especie de que el anterior del Gobierno tenía problemas con el morapio" e insta a sus lectores a imaginar "que un destacado diputado del PP hubiese acusado a Calvo, o a su predecesora De la Vega, de atizarle al whisky en los vuelos oficiales. Twitter ardería de ira justiciera y feminista. Los tertulianos se estremecerían de estupor".

A saber, "lo que se debatía ayer en el Congreso era otra cosa: un presidente que utilizó el avión oficial para pegarse una fiestuqui con su mujer en un concierto de rock, y que programa viajes estériles al exterior para darse pote mientras desatiende la agenda interna. Un personaje que vuela en helicóptero oficial a la boda de su cuñado y se niega a informar del coste".

Sin embargo, concluye, "para el coro de un Gobierno que no existe el problema radica en si Rajoy se tomaba un vino en el avión".

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