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Guerra tritura la regeneración de Sánchez y airea sus cacicadas en las listas

El extodopoderoso número dos socialista sabe bien de lo que habla. Estuvo décadas al frente de la maquinaria del PSOE más potente de la historia. Ahora, fulmina al sanchismo por falso.

Sánchez, Lastra y Ábalos.

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Si algún dirigente del PSOE sabe de listas electorales, de la maquinaria interna de Ferraz y de cómo se las gastan las cúpulas de los partidos, ese es Alfonso Guerra. Y nunca engañó a nadie. Suya es la frase de "quien se mueve, no sale en la foto".

Por eso, con la autoridad que le confieren décadas como número dos socialista, Guerra, literalmente, ha vuelto a pulverizar a Pedro Sánchez. Y a sus dos peones de confianza: Adriana Lastra y José Luis Ábalos.

El exvicepresidente socialista ha afeado este jueves al presidente del Gobierno que el PSOE "se ha desviado mucho de las posiciones que tenía históricamente" en referencia a las últimas primarias del partido. "Son unas elecciones que no son primarias, son una copia de las americanas".

Así, Guerra ha explicado, en referencia a la elaboración de las listas electorales, que ahora hay una tendencia en todas las organizaciones de elegir a uno que escogerá a todos los demás. "Ese uno adopta un poder tan fuerte que la tendencia al cesarismo es inevitable en todos los partidos de cualquier índole".

Por otra parte, Guerra ha recordado su reiterado papel como director de comisión de listas. "En ese papel es donde he visto más cerca la grandeza humana y la miseria humana", ha asegurado. De este modo, ha recordado que durante su presidencia se encontró "en muchas ocasiones" con la necesidad hablar con las organizaciones para que hiceran alguna modificacion en la lista que habían presentado.

"Pero siempre era una modificación, no para imponer a nadie, no para quitar a nadie de lo que votaban los militantes", ha apuntado incidiendo en que lo que votan los militantes "hay que respetarlo", aludiendo al artículo 6 de la Constitución que exige que los partidos políticos sean internamente democráticos".

"Siendo presidente tan sólo se me dijo una vez 'usted tiene que poner a tal o cual persona'", ha reconocido Guerra, en referencia al fichaje de Miguel Boyer en las elecciones cercanas a 1982, añandiendo que "le costó mucho".

"Hablé con unos y con otros, y nadie quería tener a nadie que venía por invitación, cosa que ahora parece bastante frecuente. lo toman con naturalidad, antes no era así", ha asegurado.