El exdirector de El Mundo se salta todos los códigos y humilla a Jorge Bustos
El libro de David Jiménez ha salido este lunes a la venta y es aún más cruel de lo que se esperaba. Entre sus víctimas figura el actual jefe de Opinión del diario, que de momento no contesta
David Jiménez la ha tomado con Jorge Bustos, el jefe de Opinión de El Mundo. Este lunes ha salido a la venta el libro del exdirector del diario de Unidad Editorial y el resultado es aún más despiadado de lo que se adivinaba.
Entre los excompañeros con los que Jiménez se ceba en El director destaca el caso de Bustos, que por ahora ha preferido guardar silencio y no contestar al autor, como sí han hecho otras plumas destacadas de El Mundo.
Jiménez define a Bustos como "el articulista de cabecera de Rajoy" y cuenta: "Un par de años antes se encontraba en paro y pidiendo trabajo en las cercanías del Partido Popular, hasta que le dieron una oportunidad en la radio pública, a ver qué tal se portaba. Cumplió y fue recibiendo más encargos".
De él dice, además, que cayó bien en el ala conservadora del periódico porque era "muy de derechas" y entendió pronto "que escoger bando era la manera más rápida de prosperar".
Aunque Bustos calla, quien sí ha replicado a Jiménez es John Müller con un artículo durísimo: "Hay que admitir que Jiménez es sincero: él se sabe un impostor y lo admite con el suficiente cuajo como para poder dejar en evidencia a quien le puso en el puesto de director del segundo periódico de España sin estar preparado para ello. En ese sentido, su relato es una auténtica novela picaresca, la de un nuevo Lazarillo, un Lazarillo del siglo XXI, digital y acomodado, pero igual de oportunista que el del siglo XVI", escribe.
Y añade: "Lo que resulta imperdonable es la manera en que Jiménez banaliza el periodismo, este oficio al que algunos seguimos amando. Se inventa conductas y prácticas que no existen más que en su imaginación o que ha calcado de Noticia Bomba de Evelyn Waugh. Ridiculiza, además, los rasgos de personalidad de los mismos periodistas que después dice admirar (...). Los despersonaliza hasta el punto de llamarlos con motes".
El director sigue haciendo estragos en la redacción de El Mundo, puesto que Jiménez se encuentra en plena promoción.