Savater deja al desnudo las intenciones más perversas de Otegi

Toda oveja descarriada puede volver a redil. Y lo mismo que al productor Harvey Weinsten, "hoy abusador de doncellas y cerdo machista, le vemos mañana transfigurado en líder de #MeToo, protector de vírgenes y flagelo de violadores", Arnaldo Otegi puede transfigurarse en el demócrata más impecable. Pero no parece el caso.

Fernando Savater lo argumenta en su último artículo en El País. "Nadie negará que puede reformarse, pero a juzgar por la entrevista en TVE parece más bien estar esperando a que nos reformemos los demás", apunta el filósofo, que indica además como, poco a poco, el líder de EH Bildu está consiguiendo sus propósitos: "Por de pronto, el Estado va enmendando ya su intransigencia frente a quienes no sólo no condenan a ETA sino que rechazan por antidemocrática nuestra Constitución".

Savater recuerda a otros etarras destacados, como Mario Onaindia, Teo Uriarte o Mikel Azurmendi, que abandonaron la banda criminal para convertirse en firmes defensores "de esas instituciones democráticas que resistieron meritoriamente frente a ella". Las intenciones de Otegi, por el contrario, son diametralmente opuestas: "Sigue impertérrito matando simbólicamente a la democracia aunque las circunstancias le hacen reconocer que ya no se puede matar demócratas. ¿Para qué matarlos, pudiendo esperar que se suiciden políticamente por sectarismo inane, por pereza corrupta, por insolidaridad de sálvese-quien-pueda?".

Y lo peor, como apunta el filósofo donostiarra, es que está consiguiendo sus fines poco a poco: "Calcula Otegi que no necesita enmendarse cuando son sus adversarios de ayer quienes plantean hoy al sistema una enmienda a la totalidad. ¡Y algunos retóricos siguen pidiéndole que se arrepienta! ¿Para qué queremos ahora su arrepentimiento? Yo me conformaría con ver arrepentirse a los votantes de Pedro Sánchez...".