Peñafiel revela el extraño 'secreto' que une a Franco, Hitler y la Familia Real
Al hilo de la vorágine informativa en torno al traslado de los restos del dictador, el cronista ha destapado una curiosa historia que se remonta a los años más oscuros del siglo XX.
¿Qué podría unir, en un hilo de origen muy oscuro y que hoy resulta aparentemente de lo más inocente e institucional, a Franco, Adolf Hitler y la Familia Real? Pues solo Jaime Peñafiel podría saber tan llamativo secreto y narrarlo con su habitual tono ácido.
El célebre cronista se ha hecho eco en su última columna para El Mundo de otro artículo de Emilia Landaduce sobre sobre el Mercedes de seis ruedas que Hitler regaló a Franco y que aún se conserva en el museo de los coches de la Guardia Real, una joya automovilística de un valor económico e histórico sin tasa.
Relata Peñafiel que "este Mercedes fue objeto de acciones judiciales emprendidas en 1989 por la fallecida duquesa de Franco nada menos que contra el Estado. La hija de Franco pretendía recuperarlo para ella, alegando que se trataba de un regalo personal de Hitler a su padre. Carmencita Franco, como hoy la Familia Real española, debía pensar que los presentes que Franco recibía eran a título personal y éste, en concreto, como prueba de amistad".
El veterano periodista clama contra la"ignorancia" de Carmen Franco en lo relativo a Patrimonio Nacional, "que no es del gobierno sino del Estado a disposición del Rey y resto de la Familia Real para uso exclusivo en actos de Estado y ceremonias oficiales" y recuerda que su demanda no prosperó, de modo que no pudo "llevarse el Mercedes al Pazo de Meirás". O, como pretendía el "yernísimo marqués de Villaverde" sacarlo a subasta o venderlo a la casa Mercedes para sacarse una millonada.
De esta manera, el coche que Hilter obsequió a Franco se se sigue conservando en el museo de El Pardo junto a otros adquiridos por el propio dictador que hoy son de uso de la Familia Real. Incluido uno muy especial, como narra con anécdota venenosa incluida el ínclito Peñafiel: "Merece la pena visitar este museo, donde, entre otros muchos coches, se encuentran los tres Rolls Royce que compró Franco y que se utilizaron en la boda de Felipe y Letizia. La imprevista e inoportuna lluvia obligó a cambiar los planes. Después de esperar más de 20 minutos y hasta que el Rey don Juan Carlos, cabreado por el retraso, dijo aquello "que la traigan ya", se decidió utilizar uno para los niños la cola y las arras, el otro para la novia con su padre. Y un tercero descapotable para los novios en el recorrido por las calles de Madrid".