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Girauta pone la puntilla a Lastra y Simancas con una sola pregunta, pero brutal

Los dos dirigentes socialistas llevan ya varios días en el candelero y son muchas las especulaciones que los rodean en los mentideros y columnas de opinión pero a veces hace falta menos.

Girauta pone la puntilla a Lastra y Simancas con una sola pregunta, pero brutal

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Días después sigue dando mucho que hablar la foto de Adriana Lastra y Rafael Simancas con Bildu y este jueves Juan Carlos Girauta aprovecha su columna de ABC para seguir sacando punta porque una cosa es "tragarse algún sapo, virar una que otra vez" y otra es esto.

Porque a su juicio, "pactar con Bildu una investidura no es política, es un viaje sin retorno" y recuerda que "no hace mucho, Lastra y Simancas habrían eludido la foto de un acuerdo con los de Otegui" pero "ahora existe para siempre, y lo dice todo: las sombras han engullido a los dos socialistas contactados. Sus figuras anuncian la derrota, cuentan una historia tristísima".

Al hilo de la foto de marras, Girauta cree que "al primer vistazo resulta evidente quiénes son los abducidos en el contacto y quiénes los alienígenas".

Lamenta que los bilduetarras, "sonrientes y blanqueados" hayan salido de la reunión diciendo que ha habido respeto y sinceridad y se pregunta: "¿Cuánta sinceridad? ¿Han salido a relucir los entierros de los compañeros asesinados?".

En cuanto a la "buena dirección" de la que hablan, supone el ex de Ciudadanos que "significa la contraria a la mantenida hasta anteayer, con la excepción de algún chivatazo, pues los faisanes ya venían volando en el sentido que los torcidos consideran recto".

Ironiza con que Bildu nos instruya en la necesidad de revisar "el modelo territorial construido durante la llamada transición democrática española" y desmonta tal idea: "Por española, no vale; por democrática, se descarta al no encajar en el canon; por transición... entenderán forzosamente esa etapa en la que unos patriotas se vieron obligados a sacrificarse y matar a centenares de civiles, militares, policías, concejales, diputados, jueces, fiscales, niños".

Será por eso, concluye, que "Lastra y Simancas se quedaron congelados en la sala de contactos, ateridos de ausencias entre la cartelería socialista".

Y su descripción de la "foto" no puede ser más pormenorizada: "Ella presenta la inquietante expresión de las figuras de cera, salvo que algo vivo, una especie de grito, intenta escapar por el ojo derecho".

Por su parte, "él aparece tan avergonzado que también huiría si no se hubiera quedado paralizado en el momento justo en que el ojo izquierdo busca la puerta de salida. La boca es una línea recta que trata de suspender toda señal, y aun la propia existencia, hasta que se marchen los extraños y los fotógrafos. Le traicionan los carrillos tensos y la desolación de las ojeras".

En resumen, les pregunta en voz alta: "¿Os merece la pena seguir al capitán Ahab –la venganza, la egolatría, la monomanía encarnadas– hasta esa investidura, o es que el abismo llama al abismo?".