El paseo de Urdangarin y la infanta Cristina que ha sentado fatal en Zarzuela
En su primer permiso carcelario, el cuñado del Rey se dejó ver sin pudor en público, prodigándose en muestras de amor, una exhibición que no ha gustado lo más mínimo en la Casa Real.
Iñaki Urdangarin ha concluido su primer permiso penitenciario y ya está de vuelta en la prisión de Brieva tras disfrutar de unas horas en compañía de su familia que le han llenado de felicidad. Y así lo ha podido ver toda España, pues ni el cuñado del Rey ni la Infanta Cristina se han escondido... ni han escondido sus muestras de afecto.
Esta exhibición pública tan evidente no ha sentado nada bien en la Casa Real, según cuenta el suplemento LOC de El Mundo. Urdangarin pasó la Nochebuena y el día de Navidad con la Infanta Cristina y su familia en Vitoria. El 25 sorprendieron cuando decidieron acudir a la misa de Navidad, a las 12, en la centenaria Capilla del Prado, muy cerca del lugar de residencia de la suegra de Doña Cristina.
Fueron andando por el paseo de la Senda, disfrutando de la soleada mañana. Pese a que la familia ha contado estos días con la protección de más de una decena de guardaespaldas, dispositivo del que se encarga directamente el Ministerio del Interior, todo fueron facilidades para verles de cerca y fotografiarles.
Varios ciudadanos pidieron a la Infanta y a alguno de sus hijos hacerse selfies a la salida de misa. Doña Cristina accedió con la mejor de sus sonrisas. Urdangarin y los suyos permanecieron más de un cuarto de hora a la salida de la capilla conversando con conocidos y amigos. El exduque recibió numerosos abrazos de allegados a los que no veía desde hacía más de dos años. Aunque algo avejentado, su rostro transmitía serenidad y se le vio tranquilo y sociable. Además, intercambió arrumacos y miradas cómplices con la hermana del Rey.
Contraprogramando al Rey
Nadie se esperaba que, pasado ese cuarto de hora departiendo con unos y otros, la familia decidiera entrar un bar para tomar el aperitivo. Estaban a a gusto y parecían querer mantener las costumbres que antaño seguían los Urdangarin. Hacia la una y media regresaron a casa de la matriarca. Los gestos de complicidad entre la Infanta y su marido volvieron a prodigarse.
Tanta exhibición, sin embargo, no ha sentado demasiado bien en Zarzuela. Aunque estaban al tanto y con detalle de los planes de la Infanta y su marido, hubieran preferido que esta primera salida del yerno de Don Juan Carlos hubiera transcurrido bajo un perfil más bajo, para evitar que, como terminó sucediendo, 'contraprogramara' al Mensaje de Nochebuena de Don Felipe.
La visita de Urdangarin a su casa y su tierra natal representa, por otra parte, un reconocimiento implícito al apoyo y respaldo que ha tenido de su familia y de su círculo más cercano en estos duros años a cuenta del caso Noós, frente a la frialdad y el distanciamiento de la Casa del Rey.