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Antonio Burgos "hiela el corazón" de los españoles con una "pregunta malvada"

En la jornada de resaca de reflexión de la investidura por "la mínima" de Pedro Sánchez todos los análisis políticos de opinión se muestran pesimistas, pero el escritor va un poco más lejos.

Pedro Sánchez.

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Definitivamente no se habla de otra cosa este miércoles en las columnas de opinión que de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno este martes y entre los analistas que se suman a la jornada de resaca de reflexión, Antonio Burgos opta por las metáforas deportivas en su columna de ABC: "El resultado obtenido por Sánchez en su investidura, con sólo dos votos de diferencia, victoria por la mínima que se dice en el lenguaje deportivo, me recordaba más a marcador del Villamarín o de Mendizorroza que a elección parlamentaria de un presidente del Gobierno de España".

Eso sí, matiza, "por la mínima, ha ganado lo peor".

Se considera "tan torpe" que no aprende las novedades que nos esperan, pero lo que no olvida son las viejas enseñanzas de la Historia: "En 1931, de unas elecciones municipales salió un cambio de régimen y el advenimiento con pucherazo de la II República. En 2020, de la investidura de un presidente de Gobierno al tercer intento, nos ha salido nada menos que un acuerdo de peaje encaminado directamente a otro golpe de régimen y a pegarle el golletazo a la Constitución de 1978".

Recuerda Burgos que "los que han propiciado la Coalición Progresista, dijeron ayer que les importa un comino la gobernabilidad de España" y añade que "lo peor es que no es sólo la gobernabilidad: es España misma la que les importa una higa, porque están por otras labores de mesas de diálogo de Gobierno a Gobierno y tiro porque me toca, de autodeterminación y de amnistía para los políticos presos, que me imagino se dirá ya presos políticos".

Al hilo de las rebajas de enero, ironiza con que "Sánchez encontró a las dos Españas baratitas, por dos votos de diferencia. En las que curiosamente la que era la buena pasa a ser la abyecta y viceversa. Y quien no piense así, es facha o ultraderecha".

En este sentido admite que "yo mismo estoy escribiendo estas cosas en el muro de las lamentaciones de la Patria mía porque soy un facha, que piensa que este Gobierno es muy representativo... de quienes lo han propiciado; pero no de la mayoría de españoles que, por voz de Inés Arrimadas, de Casado, de Abascal o de Ana Oramas siguen creyendo en la dignidad y en la Constitución".

Cree apesadumbrado el escritor que la palabra "dignidad" no entra en el "neolenguaje de esta coalición socialcomunista sostenida por separatistas catalanes y vascongados y por filoetarras" y concluye con una "pregunta malvada: ¿hubiera sido el mismo el resultado de la victoria por la mínima de la Presidencia si en vez de por llamamiento, dando el careto ante los que les pagan el sueldo y las mamelas, los diputados hubieran votado en conciencia mediante papeleta? ¿No dicen que el voto es secreto? ¿Por qué en la investidura ha de ser a cara descubierta, para que confirmemos que Teruel existe, sí, pero que la representa un tío con menos vergüenza que dignidad o que las anchoas de Revilla merecen toda complacencia tras el ejemplo de coherencia ofrecido ante las dos Españas?".

En resumen: "Hemos de poner la calefacción a tope para que una de las dos Españas resucitadas por Sánchez, la que quiere destruirla y ganó por la mínima, no nos hiele el corazón".