Bustos, la mujer de Sánchez y la amenaza de amordazar definitivamente al Rey
Elaborado con el "mismo material psíquico del que están hechos los autócratas" anda el personal escandalizado con la última del presidente del Gobierno, pero esto no es nada con la que llega
Es el tema del día en las columnas de opinión de los diarios. Tal como ironiza Jorge Bustos en su tribuna de El Mundo, "el personal" anda escandalizado de que Pedro Sánchez haya colocado a Dolores Delgado de fiscal general cuando "el personal, si acaso, debería estar celebrando que aún no haya nombrado vicepresidenta a su mujer". Y clama sorprendido "es Sánchez, por el amor de Dios. Está elaborado con el mismo material psíquico del que están hechos los autócratas".
Más aún, reflexiona, "si no lo es ya, se debe únicamente a que todavía vive y trabaja en una democracia europea, que opone ciertos límites institucionales a su voluntad de poder; ese instinto le dice claramente que si quiere durar debe desactivar la defensa judicial del Estado frente al independentismo, su aliado parlamentario". Dicho y hecho.
Pero Bustos todavía pone en lo peor a sus lectores: "Y si un día tiene que abrir el debate sobre monarquía o república para terminar de amordazar al Rey, lo hará también" porque "es Sánchez".
Y da un consejo: "No le habléis de separación de poderes o derecho a la información. Habladle de poder, de premios o de castigos. El único idioma que entiende".
No le extraña al periodista que la "fiel infantería de tertulia" se centre en la oposición, ni que "el selecto club de politología andante evite significarse", lo que le sorprende es que "opinadores inocentes" aún se lleven "las manos a la cabeza con las cacicadas de nuestro Calígula comprado en los chinos resulta desesperante, porque revela que le siguen considerando un político sistémico, un secretario general del PSOE como otro cualquiera".
Por eso concluye instando a despertar a todos porque si Sánchez ha nombrado a Delgado a pesar de "estar grabada con Villarejo hablando de información vaginal, ni a pesar de su triple reprobación parlamentaria, ni a pesar de haber entrado en la Abogacía del Estado como un cosaco en una destilería" es porque "él ha sido investido y ahora España es suya. Y quiere que lo sepan todos, empezando por los jueces".
En conclusión: "Lo primero que muere en la guerra no es la verdad. Lo primero que muere es el estupor. Y ya va siendo hora de enterrarlo".