Amenábar pone los pelos de punta con una foto que ahora cobra sentido especial
Está en la retina de casi todos los españoles en edad adulta y el director de cine ha cogido el toro por los cuernos en un artículo que ha encogido el corazón a muchos en tiempos inciertos.
Todo el mundo asiste estos días confinado desde su casa a las imágenes más inverosímiles de una ciudad como Madrid absolutamente vacía y más de uno cree estar viviendo dentro de una película de ciencia ficción.
Pero si hay una escena que se repite en la mente de muchos españoles esa es la de Abre los Ojos con un atónito Eduardo Noriega absolutamente solo en una Gran Vía desierta.
Tanto es así que el propio Alejandro Amenábar, director del film y creador de la inolvidable escena, ha cogido este jueves el teclado para escribir en ABC una columna en la que confirma que muchos amigos le han mencionado el plano de marras como si hubiera tenido una premonición, algo que niega rotundamente.
Aunque no recuerda bien por qué decidió con Mateo Gil empezar el guión de la película con aquella estampa sospecha que fue porque "representaba como pocas la pesadilla perfecta de la alienación" y recuerda que rodándola se le acerco un tipo que le dijo: "¿Tú eres el director? Que sepas que yo he trabajado de extra en el cine y así, sin extras, no te va a quedar realista". Ironías del destino, recalca ahora.
Amenábar reflexiona con que "desconocemos a qué nuevo escenario mundial nos conducirá esta pesadilla, pero sospecho que las consecuencias, económicas, geopolíticas, sociales, psicológicas... serán históricas".
Mientras tanto, matiza, "ahí fuera, en los hospitales, la gente se debate entre la vida y la muerte, los demás esperamos, y esperaremos, quién sabe por cuánto tiempo".
Mención aparte merece su reflexión sobre esta reclusión domiciliaria que se está viviendo en muy diferentes circunstancias: "en mi caso, como el de mucha gente, desde la casi absoluta soledad".
El director se limita a expresar una sensación: "creo que en los últimos días he hablado o me he reunido (virtualmente) con más gente que en el último mes. He reforzado vínculos con los que más quiero y los he recuperado con aquellos a quienes tenía un poco abandonados. Es posible que haya algo muy positivo en el fondo de todo esto", recalca.
En su opinión, "se suele considerar que las tecnologías tienden a alienarnos. Yo al menos, alérgico a las redes sociales, así lo he predicado en los últimos años. Y sin embargo en este caso son precisamente una herramienta vital para derribar ese muro de aislamiento día tras día: nuestros hermanos, madres, abuelos, amigas y posibles nuevos amigos… están ahí mismo, al otro lado de la pantalla de nuestro dispositivo. Solo hay que llamarles o escribirles".
Por eso anima a intentar "reforzar la compañía, mantener el humor, quedar para cenar online, inventar juegos… Yo desde luego ya lo estoy haciendo, y en medio de este horror he sido capaz de pasar un par de buenos ratos y levantar el ánimo, que buena falta hace.".