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Jorge Bustos avergüenza a Sánchez con las mascarillas de Iván Redondo en Netflix

Puede que este Gobierno no valga para repartir protección y evitar contagios pero hay algo que tiene mucho más controlado, para bochorno de todos los españoles y del resto del planeta.

Iván Redondo junto a Pedro Sánchez.

Publicado por
I. D.

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A estas alturas de la crisis sanitaria queda claro que puede que La Moncloa de Iván Redondo no valga para repartir mascarillas o evitar contagios, pero según Jorge Bustos en su artículo de El Mundo, "manufactura humo como para difuminar 13.000 muertos y seis millones inminentes de parados".

Muy crítico con el Gobierno socialista añade que "solo por la propaganda admite parangón el sanchismo con Corea: con la del Sur en eficacia y con la del Norte en veracidad".

A saber: "La mercancía se cultiva en el edificio monclovita de Semillas, se distribuye por los medios amigos, se vende al por mayor en el telediario y termina enganchando al cliente crédulo" proque en su opinión, "los chicos de Redondo son como los guerreros de terracota de Xian: perfectamente alineados encontramos a sicofantes de tertulia, troles de red social, enfermos de nostalgia de cantautor y plumillas movedizos con el índice chupado al viento del que manda. Tienen los pies de barro pero también un cinturón negro en defensa personal".

Bustos reflexiona que "este Gobierno de terracota fue diseñado por estetas de la política Netflix como elemento decorativo a juego con la identidad ecofeminista en boga" y "sirve para componer poses, no para arreglar problemas". Vamos, que "no ha conocido la solidez jamás".

Y es por eso que "el paso de la pandemia, exterminadora de vidas y empleos, no despertará un inverosímil sentido de Estado en Sánchez". Lo único que hará será aumentar "la producción de guerreros de terracota con esa agresividad desesperada que delata un miedo patético al fin de la dinastía sanchista. Una que nació para competir con Podemos con las mismas armas que Podemos y que morirá cuando los prestamistas nos pongan sus condiciones. Entonces el guion cambiará de manos, pero al fin tendremos un Gobierno que se ocupa de los hechos. Que serán dramáticos por sí solos, sin necesidad de guionistas refitoleros".