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Mientras Sánchez danza por el ring como un boxeador K.O. Iglesias mira más allá

El apodo que le han puesto al Consejo de Ministros y del que Antonio Martín Beaumont se hace eco no puede ser más evidente de lo que está pasando. Para el líder morado lo de menos es ahora.

Pablo Iglesias ya estaría pensando en una posible nueva cita electoral.

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I. D.

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Este viernes Antonio Martín Beaumont despide la semana en su columna de La Razón destacando que Pablo Iglesias se acaba de anotar otra victoria sobre el PSOE por el ingreso mínimo vital y no precisamente de manera sigilosa.

Vamos, que lejos de apaciguar los ánimos poco después de lograrlo se fue a La Sexta a sacar pecho y ya de paso lanzar una sibilina puya al ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, el gran "derrotado", que visto el "estropicio", solo dijo haberse enterado por la prensa.

Claro que "el gol del líder de Podemos a la escuadra de la portería socialdemócrata de Nadia Calviño ha sido solo el último entre varios más desde que estallara la catástrofe del coronavirus".

A estas alturas, Beaumont, asume la evidencia de que "Sánchez está instalado en el escapismo. Ni hace autocrítica alguna sobre su gestión, ni es capaz de poner orden en el guirigay por el que transita su experimento de gobierno progresista"; ya no es solo que el presidente no pare de embarrar el ejercicio político, por acción u omisión, sino que "por debilidad, ha abandonado a su suerte a sus propios compañeros de siglas en el gabinete con tal de no molestar al incómodo socio que le apuntala". Normal que al Consejo de Ministros le llamen ya "la casa de los líos".

Y con el Gobierno situado en el caos, Iglesias impone de forma cada vez más sonora sus criterios: a saber, "el catálogo populista que anticipó en la oposición a Mariano Rajoy, las mismas medidas extremistas con las que quería marcar distancias con el PSOE cuando coqueteó con el sorpasso mientras los socialistas peleaban abiertos en canal".

Así entiende Beaumont lo del pulso con un ministro tan respetado intelectualmente como Escrivá ante la impotencia del presidente: "Muchos piensan que mientras el líder del PSOE danza por el ring como un boxeador sonado, Iglesias mira más allá, ante una nada descartable vuelta a las urnas en no muy largo plazo".

Y mientras se constata la habilidad del jefe de los morados para salirse con la suya frente al tridente formado por Calviño, Montero e Iván Redondo en el partido socialista empiezan a postrarse y se resignan: "En esta guerra de largo alcance y escaramuzas soterradas permanentes, el PSOE es un convidado de piedra. No consigue autoridad ni potencia política para parar los pies al ego de Iglesias".

En resumen, "Pedro Sánchez calla. Como en la fábula del Rey desnudo, no hay nadie cerca que le recuerde lo peligroso que ha sido Pablo Iglesias a lo largo de su carrera política exprés. Si algo ha demostrado, es que no es de esos que hacen prisioneros".

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