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Jorge Javier Vázquez "ignora" a Pablo Iglesias por "facha" que "huele muy mal"

El público al que se debe ha descubierto lo que de verdad esconde. Es lo malo de la vida en directo, o en diferido, qué más da, es que hay episodios que no querría que vieran los demás.

Pablo Iglesias se ha convertido en "divo" al que le gustaría pasar a personaje secundario ahora.

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Ni los culebrones de Sálvame están generando tanto morbo y expectación estos días como el que se ha organizado en torno al vicepresidente segundo del Gobierno, que tal como señala Pedro Narváez en La Razón este jueves, "vive en su propia serie".

A su juicio, "tanto enganche no podía ser bueno" porque "lo malo de la vida en directo, o en diferido, qué más da, es que hay episodios que no querría que vieran los demás. Ese eructo en mal momento o el día en que se descubre que el olor de pies no es de otro".

Según el periodista, "Iglesias huele, y huele mal" y "el público al que se debe ha descubierto lo que la verdad esconde, que es cuando un personaje pasa de la biblia del corazón a Sálvame, que es más el libro rojo de Jorge Javier, que ha dejado correr este "Iglesiasgate" aunque tenga más tirón y mucho más recorrido que el "Merlosplace".

Vamos, ironiza, que "el novio de Podemos nos tiene fascinados y aturdidos, esa sensación que dejaba el final de una temporada de su querida Juego de tronos".

Cómo será, que ahora "el protagonista anhela derivar en un personaje secundario. Pero cuando se alcanza la categoría de estrella, el mínimo movimiento se convierte en un titular. Hace años que Iglesias dejó de ser el chico del coro para ser el hombre de oro".

Muy al contrario, "ahora es un divo que se esconde de los paparazzi" y para muestra, su actitud en el Senado: "¡Fotos, no!" o "Si me queréis, irse".

Narváez concluye que "el líder de Podemos ha alcanzado la categoría de folclórica. Pablo perdió el control de la tarjeta del móvil de Dina, y Lola Flores extravió un pendiente. El culebrón se transformó en una cobra a los medios que aún no ha explicado debidamente el politólogo de turno. De salir cada día a vender un titular a esconderse en la caverna. Lo que hay que sufrir para ser sociológicamente facha".

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