Beaumont identifica el motivo por el que Cayetana acudió a Prisa a "inmolarse"
El director de ESdiario desvela lo que más le ha costado en estas horas a Casado pero también deja claro que Álvarez de Toledo cometió el peor error en un cargo político de responsabilidad.
Este martes de agosto no se habla de otra cosa en las columnas de opinión que de ella. Porque tal como señala Antonio Martín Beaumont en su columna de La Razón, "la historia de Cayetana Álvarez de Toledo con Pablo Casado ha terminado mal" pero es que "era una crónica anunciada desde que el presidente del PP anunciase su fichaje como portavoz parlamentaria, para estupor de buena parte del partido".
Cómo sería el número de voces que señalaron entonces el error que cometía que "casi lo que más le ha costado en estas horas ha sido tener que reconocer públicamente su desacierto".
Ya no es que que "Álvarez de Toledo haya ejercido de verso suelto y presumido de ello desde un puesto que debía ser la línea más directa de conexión entre la forma de ejercer la política del presidente del PP y su Grupo Parlamentario" sino que ha ido mucho más lejos, "confundiendo su adscripción a una determinaba corriente ideológica del centroderecha con un empeño diario y público por llevar la contraria a la dirección de su formación".
A veces incluso boicoteando grandes anuncios de Casado o cayendo en trampas del PSOE o Podemos, recalca el director de ESdiario, para recalcar que "nadie en Génova ha puesto nunca en duda la valía intelectual de Cayetana" ni sus convicciones, sino que dudaron de que su perfil combinara bien con la estrategia de su líder de centrar el PP para ensanchar su espacio ideológico.
Pero la gota que hizo rebosar el vaso fue confundir la defensa de sus convicciones con una patente de corso para ir por libre porque "ha ejercido de portavoz de sí misma. Jamás ha sido la voz del PP ni de la dirección de sus siglas. Y al final, ha acabado cometiendo el peor error en un cargo político de responsabilidad: la deslealtad con quienes la nombraron".
Y no será porque tanto Casado como Teodoro García Egea no hayan demostrado dosis de paciencia durante meses pero, a juicio de Beaumont, "denigrar precisamente en El País al secretario general y enmendar las decisiones del líder es algo que la cúpula de un gran partido jamás puede aceptar".
Claro, concluye, que "a ella visión política no le falta. Si dio tal paso, ir a Prisa a quejarse, seguramente fue porque sabía que su cese ya estaba decidido y sólo faltaba ponerle fecha".