Íntimos a Sánchez ven que el "Rey facha" está mal de ánimo y con la guardia baja
Antonio Martín Beaumont advierte del último paso de la "revolución sánchista" después de comprobar que los últimos movimientos del presidente van machaconamente en la misma dirección.
Este miércoles Antonio Martín Beaumont se hace eco en su artículo de Diario de León del "llamativo menosprecio de Pedro Sánchez a Felipe VI" que, a su juicio, no es sino otro paso en la escala de la Revolución sanchista.
Porque impedir la presencia del Monarca en la entrega de despachos a nuevos jueces y de paso “prohibirle” pisar Barcelona en vísperas del 1-O, es un mensaje innegable a sus costaleros independentistas: "el Estado está dispuesto a retroceder en Cataluña".
Y es que no se puede olvidar lo que Don Felipe simboliza para el secesionismo, recuerda, "legalidad frente a desafío rupturista" tal como se demostró cuando en 2017 se pretendió quebrar la unidad española.
Desde entonces los separatistas tienen al Rey en su diana porque saben que es la última barrera para "sus desvaríos" y ahora Sánchez les regala un guiño, respaldado por los "palos de los mamporreros del núevo régimen, Pablo Iglesias, Alberto Garzón, Manuel Castells": La “republiqueta”, que tal como avisó Felipe González, destruiría España.
Según Beaumont, todas las concesiones van machaconamente en una dirección: contentar a los rupturistas y que se tramite la reforma en paralelo a los Presupuestos, o el anuncio de la puesta en marcha de los indultos a los independentistas presos, dejan poco margen a la interpretación.
Para el director de ESdiario, el trasfondo es de laboratorio de ideas: "La Moncloa, dando por descontada la inhabilitación de Quim Torra y que el clima social en Cataluña va a complicar a los de Oriol Junqueras respaldar las cuentas públicas, busca cambiar la percepción: Ayudadnos a remover a los “fachas” (derecha, jueces, monarquía…) que impiden el futuro progresista".
Vamos, que "demoler las estructuras institucionales es la forma de Sánchez de amarrarse al poder" y "agraviar a la Corona ayuda a crear buen clima con sus aliados" y por si fuera poco "la sensación del entorno presidencial es que Don Felipe está ahora con la guardia baja" y "atraviesa un difícil momento anímico".
No es para menos: "cualquier tema, si ayuda a la causa, puede ser impúdicamente exhibido por el Gobierno. Nada importa al irreflexivo guionista que el triturado sea el jefe del Estado y el aceite quemado, la monarquía parlamentaria".