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Aprobado general para una Gala de los Goya que a los andaluces no les sorprendió demasiado

El tono general de la crítica respecto a la entrega de los Premios Goya del pasado sábado fue bastante positivo. La Academia de Cine decidió dar un giro completo a la manera en la que en los últimos años se …

Aprobado general para una Gala de los Goya que a los andaluces no les sorprendió demasiado

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El tono general de la crítica respecto a la entrega de los Premios Goya del pasado sábado fue bastante positivo. La Academia de Cine decidió dar un giro completo a la manera en la que en los últimos años se destacaba lo mejor del año en la industria cinematográfica y los habituales presentadores cómicos de las últimas citas fueron sustituidos por un actor español de prestigio mundial, Antonio Banderas, y por una presentadora recién salida de Televisión Española, María Casado. El contexto global así lo aconsejaba y el experimento se superó con cierta nota.Como no podía ser de otra manera, la gala se tuvo que amoldar a las circunstancias que la pandemia de coronavirus ordena y por ello todos los nominados presenciaron la ceremonia a través de la televisión y solo los presentadores, la premiada con el Goya de Honor, Ángela Molina, y los encargados de declarar a los ganadores estuvieron presentes en el Teatro Soho Caixabank de Málaga.Las videollamadas con las que los ganadores agradecían sus premios fallaban como las que cada uno de nosotros nos hemos acostumbrado a realizar cada día desde que hace ahora un año nuestras vidas cambiaron por completo de la noche a la mañana. Unas se oían y veían perfectamente y otras, ni una cosa, ni la otra. Como la vida misma. La de ahora, al menos. Por eso la gala se hizo más cercana y emotiva y la habitual crítica por la amplísima longitud del evento, con aquellas dedicatorias soporíferas y aquellos gags sin media gracia, quedó para mejor ocasión.

Banderas, que estuvo superior, tiró de agenda y por allí pasaron estrellas de casa como Pedro Almodóvar o Penélope Cruz, pero también rutilantes nombres hollywoodienses como Sylvester Stallone o Barbra Streisand. Hubo, como cada año, un recuerdo para los miembros de la Academia que murieron en los doce meses más extraños de nuestras vidas. Dio tiempo, incluso, a colocar en la lista, al recientemente fallecido Enrique San Francisco, aunque no a una antigua presentadora de la gala como fue Rosa María Sardá. Al momento, las redes ardieron por tamaño despiste, pero no fue hasta el final de la ceremonia cuando los responsables de la Academia de Cine española revelaron que el olvido no había sido tal y que la propia Sardá había manifestado, poco antes de fallecer, su deseo de no figurar en tan luctuosa lista.

Curiosamente, este ya tradicional apartado ?In memoriam? estuvo acompañado por un efecto visual con un sinfín de nombres propios sobre un mapa, primero de España y más tarde del mundo, que servía de homenaje a las personas que habían fallecido, y que lo siguen haciendo, a causa de la pandemia. Fue bonito y emotivo, aunque no demasiado original. Especialmente para miles de andaluces que seguían en directo la gala de los Goya y a los que la imagen les sonaba de algo. Y es que una manera muy similar había sido la elegida por la Junta de Andalucía para recordar a los que ya no están en el acto de entrega de Medallas el domingo anterior, 28 de febrero, día de la comunidad andaluza.Y cualquiera que prestara atención a la retransmisión de la noche más importante del cine español comprobaría que ese fragmento no fue el único que presentó demasiadas similitudes con el acto celebrado seis días antes en el sevillano Teatro de La Maestranza. Al comienzo de los Goya, Antonio Banderas saludó al sinfín de nominados de la gala, que aparecieron en multitud de pantallas conectados desde casas o lugares de rodaje, a imagen y semejanza de lo que Eva González hizo el 28-F con una representación de andaluces que residían lejos de su tierra. No faltaron ni siquiera los saludos al unísono.

Pero es que, y sin ánimo de ser picajosos, la actuación flamenca que encabezó la entrega del Goya de Honor a Ángela Molina tuvo prácticamente el mismo vestuario e idénticos efectos lumínicos que el video que daba la bienvenida a la gala de Andalucía, justo antes de que uno de los premiados, el cantaor Pepe de Lucía, deslumbrara con su arte al reducido público asistente al teatro y a los cientos de miles de andaluces que siguieron el acto central del día de su comunidad a través de la televisión y de Internet.El último detalle, quizá sin importancia, llegó al final de la ceremonia de los Goya, cuando Antonio Banderas, malagueño y andaluz de nacimiento, se despidió recordando algunos de los versos del himno de su tierra, cuya interpretación a cargo de Raphael, Hijo Predilecto de Andalucía, seis días antes en Sevilla, se convirtió rápidamente en viral. ¿Demasiadas casualidades?