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Ayuso, fagocitada por Esperanza Aguirre, eclipsa a María Teresa Campos

El torpedo desintegrador contra Pasapalabra y su colosal audiencia no funcionó. El papamóvil encarnado sentó frente al televisor a un 1.954.000 espectador, lo que supuso un 12,6% de cuota.

Isabel Díaz Ayuso y María Teresa Campos

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Meta en una coctelera tres partes de la esencia de Esperanza Aguirre, dos de James Corden (presentador estrella de la CBS que ha atravesado fronteras gracias a sus divertidas entrevistas en coche durante el trayecto que los lleva hasta el plató de The Late Show), una pizca de aroma de pueblo y unas gotas de sabiduría añeja. Mézclelas con tenacidad durante unos instantes, sírvalas en copas previamente aderezadas con un pelín de adulación y unos granos de coba. Ya lo tiene, La Campos móvil, el nuevo cóctel de Mediaset ideado para (se supone) rescatar del exilio a María Teresa Campos, la que en su día fuera la reina de las mañanas de televisión, y como presunto torpedo desintegrador contra Pasapalabra y su colosal audiencia.

Estaba claro, el misil Campos no funcionó. Sentó frente al televisor a un 1.954.000 espectador, lo que supuso un 12,6% de cuota de pantalla. Tenía al otro lado del mando el final del concurso, un rosco de 1.348.000 euros y un duelo que volvió a ganar Pablo Díaz.

María Teresa Campos llevaba semanas anunciando su regreso. "Quedarse quieta no es una opción", advertía la malagueña en las promos del programa. No hay duda, María Teresa Campos es la sal de todos los panes. Allí donde se mete tiene asegurada una cohorte de súbditos incondicionales y otra de vasallos hostiles que suministran contenido a los programas, a las secciones de televisión de los medios, a las redes sociales y a las conversaciones de barras. La Campos y los/las que la rodean son carne de corrillo, de mesa camilla y de tertulia cafetera. Nos guste o no nos guste. El estreno de La Campos móvil y su entrevista a Isabel Díaz Ayuso tenía asegurado el chismorreo. Lo que no sé si podían intuir los programadores de la ex cadena de la margarita es que justo ese día la presidenta de la Comunidad de Madrid iba a convertirse en la mujer del día, informativamente hablando, claro.

Miércoles 10 de marzo de 2021, justo cuando se cumplía un año del cierre de los centros educativos de la Comunidad de Madrid por culpa de la pesadilla del coronavirus, Isabel Díaz Ayuso presentaba su dimisión y convocaba elecciones anticipadas ante la posibilidad de una moción de censura que pudiera desalojarla de la Puerta del Sol. Al tiempo que las redacciones ardían entre mociones de censura y anuncios de elecciones anticipadas, en Telecinco se frotaban las manos. ¡Menuda carambola! La Campos se estrena con Ayuso justo el día del terremoto político.

Sin entrar en deliberaciones, ni por supuesto en análisis que emulan a los politólogos, más que nada porque lo mío es el mando, no el análisis político, no puedo sortear lo evidente. Lo de anoche fue un déjà vu. Algo más de 30 minutos de entrevista en los que por un momento pensé que el espíritu de Esperanza Aguirre se había apoderado del cuerpo de la actual presidenta de la Comunidad de Madrid. El tono con el que lanzaba su ideario, la forma de sentarse, cómo movía las manos, como cogió del brazo a María Teresa Campos, la forma de relacionarse con los vecinos, incluso la manera de contestar las loas del pueblo, la actitud marujil con la que describía su barrio… Todo me recordaba a Esperanza Aguirre. Menuda alumna cum laude que le ha salido a la ex dama de hierro de la capital.

-. Pregúntame lo que quieras.

-. ¿Nos tuteamos?

-. Sí por supuesto.

Subidas al papamóvil encarnado, manteniendo la distancia social, sentadas en un par de sillones, Ayuso y Campos recorrieron Madrid. De la Puerta del Sol, a la sede del PP, de allí al barrio de Chamberí, de la Moncloa al Campus Universitario y del Ramón y Cajal a la joya de la corona de Ayuso, el Hospital Isabel Zendal. Un paseo sin cinturón de seguridad (ojo) y sin filtros en las declaraciones.

Queda claro que esta entrevista no formará parte del legado profesional de la que un día fue directora de Informativos de Andalucía, de aquella joven que en 1981 leyó el manifiesto contra el Golpe de Estado del 23 F, una osadía que sectores extremistas se quisieron cobrar. Más que nada porque fue todo menos una entrevista. La Campos sacaba un tema, daba su opinión a modo de peloteo y dejaba que la presidenta sentenciara.

Al más puro estilo Esperanza Aguirre, Ayuso soltó un titular tras otro.

Sobre la violencia machista: "Es evidente que existe ese tipo de violencia contra la mujer, pero también la hay contra el propio hombre –que sufre más que nosotras- de la mujer contra la mujer, de los niños... hay otros problemas de los que se habla menos". Sobre la maternidad: "Siempre he sido muy familiar y siempre he querido hijos, pero también es verdad que me he volcado siempre en el trabajo y que he sido muy independiente. Es cierto que tenerlos joven tiene muchos beneficios, aunque he conocido a padres con más edad y están encantados. No obstante, no me lo puedo estar planteando siempre. Tengo poco tiempo para elegir, y si al final no los tengo me dedicaré a mis tres sobrinos, que para mí son como mis hijos". Sobre la Universidad y los podemitas. "En la facultad, la Complutense, pasé los segundos mejores años de mi vida. Ahí conocí a todo el movimiento podemita actual. Y ya eran así. Unos se quedaron ahí, colocándose unos a otros, y otros nos fuimos a trabajar". Sobre la sede del PP: "La actual es un lugar de oficinas que ahora no nos viene bien. Creo que debemos encontrar algo más a pie de calle para poder realizar eventos y foros. Respecto al pasado del PP, estoy de acuerdo con lo que dijo Feijóo, del pasado no se reniega, se aprende. Soy una fiel defensora de decir cuando algo se ha hecho bien, pero también de reconocer que algo se hizo mal". Sobre su candidatura: "Cuando fui candidata fui muy menospreciada porque no era conocida. Había trabajado mucho, pero en tercera y cuarta fila, y como di el salto a primera línea en muy poco tiempo, me despreciaron. Fue una época difícil, pero ahí estamos, para resistir. He empezado mil veces desde cero". Sobre Pablo Hassel y Cataluña: "El rapero es un triste y solo canta canciones para ofender. En Cataluña se defiende más al okupa y al delincuente que al que paga sus impuestos y hace las cosas bien".

Perla tras perla, Ayuso eclipsó a la supuesta entrevistadora, la borró de la ecuación y consiguió que volaran los 30 minutos de programa.