Lo que le están haciendo en las redes a Carlota Corredera es intolerable
Cientos de tuiteros, parapetados por el anonimato que les otorga la pantalla y en desacuerdo con su postura con el 'Rociito affaire', se permiten el lujo de faltarle al respeto.
Me pregunto en qué momento los periodistas nos dejamos seducir por el gorjeo de las aves cibernéticas, por esa corta ráfaga de información intrascendente que es Twitter, la red social que indudablemente ha revolucionado el mundo de los medios de comunicación. Sin pretenderlo y por cuestiones colaterales mi cuenta del pajarito lleva toda la semana, no exagero, vomitando trinos. Carlota Corredera recomendó mi libro en Sálvame, se trata de una lucha personal con el TDAH y no tiene nada que ver con estas lides así que paso palabra.
Como no tengo acceso a la presentadora se me ocurrió agradecérselo a través de un tuit. Ella, muy amablemente, lo retuiteó y desde ese instante llevo una semana convertida en el alter ego de Carlota Corredera recibiendo insultos cuya diana es ella. He recibido ataques personales de cientos de tuiteros que parapetados por el anonimato que les otorga la pantalla se permiten el lujo de faltarle al respeto. Todos ellos, por supuesto, reconvertidos en pseudo opinadores y auto coronados como responsables de la supuesta agenda Setting del siglo XXI.
#CarlotaHundeSálvame es trending topic
Hoy jueves 2 de septiembre #CarlotaHundeSálvame es trending topic y muchos medios especializados se han hecho eco de este momento tuitero convirtiendo a la presentadora en la culpable de que Sálvame, el programa estrella de Telecinco, haya perdido el liderazgo estival en favor de Tierra amarga, el culebrón vespertino de Antena 3 que de momento ya tiene rodados un total de 102 entregas y pudiera ser que alargará su éxito con una cuarta temporada.
La cadena de la antigua margarita tiene un problema gordo. Es una realidad. Agosto se ha cerrado con un empate técnico en lo que audiencias se refiere. Después de tres años de liderazgo ininterrumpido, Telecinco ha tenido que compartir el primer puesto del podio con Antena 3, cadena que le pisa los talones desde hace un tiempo gracias al liderazgo indiscutible de sus informativos, el éxito de Pasapalabra, la reestructuración de la tarde y un reparto casi equitativo de liderazgos semanales en el prime time. Lo cierto es que el otoño se presenta de lo más interesante para aquellos que nos dedicamos a escribir de televisión.
Regresemos al principio. En España Twitter cuenta con más de 4 millones de usuarios de los que el 35% entra varias veces al día, posee un nivel de popularidad mayor entre hombres que entre mujeres (62,8% de sus usuarios son hombres y el 37,2% mujeres) y, gracias a su inmediatez, se ha convertido en la plataforma en la que políticos de todos los colores, artistas y famosos de cualquier pelo utilizan como soporte para emitir todo tipo de comunicados oficiales. Entre trino y trino hemos diluido el derecho a la información con la libertad de expresión de tal manera que cualquier persona que tenga una cuenta personal se autoproclama informador. El caso es que son conceptos diferentes, aunque parecidos.
No pretendo dar lecciones, el que quiera aprender que vaya a clase, pero sí que me gustaría recordar que el artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos entiende la libertad de expresión del siguiente modo: “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el NO SER MOLESTADO a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir información y opiniones y el de difundirlas sin limitación de fronteras por cualquier medio de expresión. Deduzco entre líneas que nuestra libertad de expresión acaba cuando nos dedicamos a insultar.
Entre las perlas que han brotado por mi muro he tenido que leer insultos como "que se tire por un puente, que el ruido al caer so gorda se va a oír en Japón"; "es una gorda carroñera, sin cultura ni educación. A ver si revienta"; "eres más falsa que un billete de seis euros. Ya caerás"; "adelgazaaaa que estás tremendamente gorda"; "espero que te saquen de la pequeña pantalla"; "estar enchufada y sin talento es lo que tiene". ¿Hay derecho a esto? ¿No existe en Twitter una figura que preserve las cuentas de sus usuarios? Se merecen una desbandada, esto es como pasear por la calle y que de acera en acera te vayan insultando ante la indiferencia de la sociedad.
Personalmente considero que se pueden debatir diferentes puntos de vista sin tener que entrar al insulto y sin faltar el respeto. Quien me conoce y quien me haya leído por aquí sabe perfectamente que no comulgo con la posición que ha adoptado Carlota Corredera respecto al Rociito affaire. Las historias tienen tantas versiones como protagonistas tienen, cada uno sostiene su verdad, pero ninguno detenta la verdad absoluta.
Jamás se me ocurriría dedicarle mis mejores insultos por no comulgar con sus ideas
Ya lo he escrito por aquí, respeto el trabajo y la trayectoria de Carlota, por eso me encantaría charlar con ella en petit comité, no comparto ni entiendo su vehemencia, aunque soy capaz de entrever que sus motivos tendrá. Ahora bien, jamás se me ocurriría dedicarle mis mejores insultos por no comulgar con sus ideas. Ojalá pudiera escuchar su versión, descubrir el porqué de tanta virulencia. Sin prisas, sin cámaras. Ojalá pudiera explicarle por qué veo las cosas desde otro prisma, desde aquel que sabe qué es convivir durante muchos años con el fantasma del maltrato. Hasta aquí puedo leer en público. Quizá por ello me siento con la autoridad moral suficiente para tener una opinión en un caso que ni me va ni me viene.
Carlota Corredera escogió aferrarse al pendón del feminismo, asunto que comparto al 100 por 100 (solo faltaría, yo que me he criado en la redacción más machista que se pueda imaginar), además decidió defender y apoyar ciegamente la causa de Rociito. Desde el otro lado de la acera, digamos desde el medio, la respeto y por ello se me revuelven las tripas cada vez que mi teléfono trina (lo he tenido que silenciar). Lo sé, todo pasa. Es lo bueno de las redes, su momento de gloria es efímero.
Mientras tanto, los protagonistas Sálvame, el sainete español, han decidido retroalimentarse. Conscientes de que les están pisando los talones, conscientes de que el llamado eje del mal anda de capa caída o de vacaciones han dado paso a personajes de serie zeta como Rafa Mora, Laura Fa o Frigenti (al que veo con otros ojos desde que ha confesado que es TDAH y del que entiendo algunas de sus reacciones impulsivas, pero me sigue resultando en cierto grado insoportable), conscientes de todo esto han decidido airear sus trapos sucios y sus penas en plató. Aviso a navegantes, en cualquier momento nos podemos despertar con un giro de guion que dé la vuelta a un programa hoy puede que esté en cierto modo tocado, en ningún caso hundido. Y sea como fuere, por supuesto no es responsabilidad de Carlota Corredera.
Puede que la red del trino no viva su mejor momento de popularidad, muchos huyen en tromba de su nido (el último fue Christian Gálvez después de escribir un hilo de premio). Es un hecho que desde su nacimiento nos hemos acostumbrado a ver la televisión conectados a través de los hashtags. Para colmo, muchas personalidades del mundo de la política, el deporte o la cultura utilizan la plataforma como un medio de comunicación más. Twitter tiene tanta fuerza que cualquier persona puede perder su reputación con un tuit mal gestionado. Para colmo, los medios de comunicación nos hemos acostumbrado a hacernos eco de los temas que son tendencia en la red en busca clicks fáciles que aumenten el número de visitas. Twitter es y ha sido una revolución para los medios de comunicación, si quiere evitar la estampida igual debería dar una vuelta por el artículo 19 de los Derechos Humanos.