Los líos familiares de los Finley-Cullen protagonizan ‘Moonshine’, la nueva serie de Movistar+

Siempre se ha dicho eso de que mezclar negocios y familia puede llegar a ser peligroso. En unos casos las cosas salen bien, mientras que en otros los líos están a la orden del día. Y sino que se lo digan a Rhian, Sammy, Nora, Ryan y Lidia. Ellos son los Finley-Cullen, cinco hermanos que se pelean por hacerse con el control del negocio familiar: un viejo resort de verano en Nueva Escocia.Los Finley-Cullen son los protagonistas de Moonshine, la nueva serie que en octubre se incorpora al catálogo de Movistar+. Se trata de una comedia canadiense creada por Sheri Elwood, que está detrás de títulos como Lucifer, Whiskey Cavalier o Call me Fitz. La ficción tiene como escenario Moonshine, un destartalado resort de verano en la costa sur de Nueva Escocia que tuvo su época dorada en los años 70.

Cuando la hija mayor de los Finley-Cullen, Lidia, regresa a casa por el funeral de su tía descubre que ha heredado una buena parte del negocio familiar. Decide quedarse lo que provoca que sus hermanos inadaptados se pregunten quién se merece realmente tomar las riendas del negocio cuando sus padres se jubilen.En Moonshine, Jennifer Finnigan se mete en la piel de Lidia, la hermana mayor y exitosa arquitecta de Nueva York, que cuando recibe inesperadamente en herencia la parte en propiedad de su tía, decide quedarse y remodelar el resort, para desgracia de sus hermanos; Anastasia Phillips es Rhian, la gran ignorada de la familia, a la que ni siquiera sus años a cargo del mantenimiento del hotel le han servido para ganarse el favor de los suyos; Tom Stevens da vida a Ryan, el hermano gemelo de Rhian, un vividor en horas bajas que complica las cosas con sus trapicheos de dudosa legalidad y con un sinfín de malas decisiones; Emma Hunter interpreta a Nora, la hermanastra de Lidia que trabaja como locutora en una radio local y se acuesta en secreto con el marido de Rhian; y Alexander Nunez es Sammy, el hermano adoptivo de Lidia, un talentoso músico que guarda su propia dosis de secretos.