El entrevistador entrevistado
Mariló Montero acudió al plató de "Sálvame Deluxe", se sentó frente a Jorge Javier Vázquez y se comió al presentador.
Hubo un tiempo en el que la red del trino andaba al acecho. Hubo un tiempo en el que Mariló Montero se convirtió en la pieza más deseada de la mañana televisiva. Impepinablemente, cada vez que se equivocaba su nombre se convertía en trending topic. Por cada error, miles y miles de trinos injuriosos planeaban por los muros de todo el país. Tanto que, como ella misma confesó el sábado pasado en Sálvame Deluxe, durante mucho tiempo le hicieron sentir "la tonta de España".
Hubo un tiempo (todavía lo hay) en el que las redacciones digitales, ávidas de visitas rápida y de clicks indigentes, convirtieron a Twitter en la Agenda Setting. Cada vez que un asunto subía al podio de la doble te (trending topic), el palabro mágico se convertía en tema de interés perentorio, susceptible de transformarse en una noticia de fácil lectura en busca de una viralización que de nuevo invadía las redes. Así, señoras y señores, surgió el Efecto Mariló. La presentadora de Las mañanas de La Uno aleteaba sus alas de mariposa y al otro lado del mundo temblaban las redes y las redacciones.
Tras un cierto silencio mediático, el pasado sábado Mariló Montero acudió al plató de Sábado Deluxe, se sentó frente a Jorge Javier Vázquez y volvió a acaparar titulares de todos los medios. Montero explicó en directo el acoso laboral que sufrió durante su etapa de La mañana de la Uno. "Hubo momentos duros, que te griten por el pinganillo es intolerable porque mina la moral. No voy a entrar en detalles. No me interesaba seguir en ese ambiente. Hice las denuncias pertinentes y como la situación no cesaba preferí irme".
Con el debido respeto, el asunto del acoso laboral no me hizo mucha mella, puesto que no lo viví como una novedad. Muchos medios se hicieron eco de la noticia cuando ocurrió, en 2016. Además, como ella misma preguntó: ¿A quién no le han gritado o maltratado en el trabajo? Lamentablemente, muchas veces soportamos más de lo que debiéramos. Aplaudí en su momento su coraje, quizá por eso no me resultó noticiable, aunque sus declaraciones en primera persona lo fueran. "Lo vivido lo utilizo para curar las heridas inevitables de la vida". Chapeau paisana.
Mariló Montero "se come" a Jorge Javier
El sábado por la noche me quedé hipnotizada con el inesperado encuentro entre dos animales televisivos, Jorge Javier atravesó el pasillo de los egos, ese por el que se dan tortas en Mediaset por conseguir la mejor parcela para lucir palmito. Traicionado por su lenguaje no verbal, el de Badalona fue al encuentro de su invitada crecidito, muy seguro de sí mismo, convencido de que su ironía, sarcasmo y mordacidad le iban a colocar muy por encima de la figura a la que entrevistaba por primera vez en el Deluxe. Lo cierto es que desde el primer nanosegundo la de Estella fagocitó al presentador. Rejo navarro impone, si lo sabré yo.
Por más que Jorge Javier intentaba dirigir la entrevista, fue Mariló la que, desde la calma, la paz y el sosiego, se hizo con la batuta para conducir una orquesta cuyos acordes sonaron a entrevistador entrevistado.
Pulularon juntos entre sus miedos, el valor del año sabático, el sexo, la felicidad, la familia, las pérdidas y los sueños de vida. Mariló tiró de oficio y le sacó más información al entrevistador de lo que éste obtuvo de su entrevistada.
La Maja de España 1984, chica Hermida, rostro de Canal Sur y princesa de la mañana toreó las preguntas de los colaboradores sobre las críticas que despertaban sus gazapos televisivos y el revuelo de las redes con un puyazo a la Corporación pública. "Ha sido muy duro el proceso de linchamiento que he sufrido. Dediqué tiempo a intentar entender ese Efecto Mariló. A mí no se me protegió nada en Televisión Española. No controlaban nada las redes sociales, si todavía tienen mucho que aprender, imagínate entonces".
Montero, que cursó el Programa de Desarrollo Directivo del IESE en 2013, promoción mítica ellos ya saben por qué, lo tiene muy claro. "Si yo ahora dirigiera un programa, lo primero que haría seria construir una estrategia digital, porque luego te pasan estas cosas. No puedes vivir en el mundo analógico y olvidar el digital", sentenció. Al que o la que corresponda que recoja su zasca. Ella sigue esperando las disculpas de Pablo Iglesias. El ex de Podemos destapó su pseudo feminismo al escribir en una conversación de Telegram burradas como: "La azotaría hasta que sangrase… Esa es la cara B de lo nacional popular". Una conversación privada que se hizo pública y reveló la verdadera categoría del entonces líder de la formación morada.
El surrealismo de este programa regaló al espectador instantes impagables. Ver a Belén Esteban ejerciendo de periodista, preguntándole a Montero qué espera de la vida fue lo más. Tanto como la generosidad de sus respuestas. Confesó Mariló que profesionalmente está haciendo lo que quiere, que se está divirtiendo, que va a donde le apetece, sin vetos profesionales de ningún tipo. Advirtió a los haters que intenten "hacer de sus ilusiones las de los demás". A nivel personal admitió que tiene una espinita, quiere aprender a envejecer. Parece que "le cuesta un poco" asumir la pátina que nos otorga el óxido del tiempo. Qué más da, Mariló se pone el mundo por montera. Twitter tiembla.