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"HIT" regresa a RTVE para desvelar el verdadero rostro de la educación

Daniel Grao se vuelve a meter en la piel del profesor disruptivo que abandona su versión urbanita para trasladarse a la España rural.

"HIT" en RTVE

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HIT aterrizó en nuestras pantallas en plena pandemia con ganas de levantar las cartas y poner encima de la mesa el verdadero rostro de la educación en este país. Hugo Ibarra Toledo, HIT, se apoderó de las noches de los lunes nos acercó a la enseñanza, generó debate y desveló problemas educativos que escuecen, temas de interés social incómodos, asuntos reales como la vida misma. La adolescencia no es una etapa fácil.

Paso a paso HIT consiguió su hueco, demostrando que el fin de la televisión pública no es pelar por la audiencia, la televisión pública también tiene la obligación de divulgar, educar e informar. Sin llegar a cifras de infarto, ni siquiera rozar los números de MásterChef, la primera temporada de HIT se cerró con un 9,2 de share. Desde mi humilde punto de vista, HIT fue la serie revelación de la temporada.

La serie producida por Ganga (Cuéntame) culminó su primera temporada con una segunda ya en marcha. Corría la productora el peligro de enrocarse, de dar más de lo mismo al espectador. No en vano Hit se había convertido en un espejo de la educación de los jóvenes.

El equipo que ha puesto en marcha HIT

Detrás de HIT anda la autoridad, la solvencia y la veteranía de directores y guionistas como Joaquín Oristrell, Yolanda García Serrano o Álvaro Armero. Así las cosas, la segunda temporada no tiene nada que ver con la primera. Por supuesto, Daniel Grao se vuelve a meter en la piel de HIT, continúa siendo el gran protagonista, vuelve a demostrar su gran valía como actor. El resto no tiene nada que ver. Para empezar, HIT abandona su versión urbanita y se traslada a Puertollano (Ciudad Real) transformando esta segunda temporada en una especie de western manchego que funciona a la perfección. Esta vez, la España rural es un personaje más.

Todo es nuevo para el espectador. Nuevo instituto, nuevos alumnos con nuevos problemas y un nuevo cargo para un profesor cuyos métodos disruptivos deberían copiar más de un colega de los de verdad.

HIT aterriza en plena era post confinamiento, en un pueblo perdido de la meseta manchega en el que acaban de hacer un ERE en la fábrica que sustenta la economía de medio pueblo. Se presenta como tutor de un grupo de adolescentes matriculados en FP a los que han arrumbado como muebles viejos en barracones. Si algo me rechina de este preámbulo es el concepto de "la FP es para los tontos, para los que suspenden o para los conflictivos". No me atrevo a sentar cátedra, no sé como se vive la formación profesional en el ámbito rural, pero si algo tengo claro es que la FP del siglo XXI no tiene nada que ver con la del siglo XX, con la de mi época. Entiendo que es una licencia, una metáfora para poder abrir nuevos melones, para contar con nuevos alumnos con los que abordar nuevos debates.

Así las cosas, viendo el perfil de los alumnos, entiendo que por el aula de HIT pulularán la ultraderecha violenta y blanqueada, los antisistemas, el acoso escolar, la maternidad adolescente, el sexo, la adicción a las pantallas, el narcisismo vestido de ansia de la popularidad en las redes sociales, la identidad de género, incluso, intuyo algún trastorno del neurodesarrollo como el TDAH. Con Teo no puedo ser objetiva. Me duele que se etiquete al TDAH como disruptivo, porque de eso, algo sé. Llevo 15 años conviviendo con él y, como decía el presidente, puedo prometer y prometo que un TDAH bien tratado puede llega hasta donde quiera llegar. En este caso, intuyo que el tal Teo las va a liar pardas con su falta de autocontrol y una actitud como la suya va a provocar más que estigmatización de la que ya sufren los TDAH. La solución la sé, la tienen los políticos y la comunidad escolar y la sanitaria. Pero esta sería otra película. Lo cierto es que a mi cachorro el personaje de Teo, esa visión del TDAH no le sentó muy bien. Miedo me da.

Arranca el primer capítulo con un spoiler propio. Un afligido y enlutado HIT diserta en un funeral. Inmediatamente el plano se traslada de fecha, nueve meses antes. La cámara acompaña a nuestro protagonista por los campos de La Mancha hasta que se topa con el primer conflicto. A través de la mirada de Hit el espectador va conociendo el perfil de los nuevos alumnos. Esta panda de desarraigados no son más que el resultado de una educación y una sociedad en decadencia. HIT va a tener que tirar de empatía para sacar a esta tropa de su negatividad y su desidia. Intuimos que lo va a pasar mal. No olvidemos que el maestro rezuma cierta inmadurez en el tema de parejas, además su adicción al alcohol. Impagable el primer encontronazo con el director del instituto, un tipo desagradable, estirado y segregacionista que ni se ha molestado en conocer a sus alumnos (me refiero a los alumnos de FP).

Convencido de que puede aportar nuevo al sistema educativo HIT se traslada a Puertollano, pero se topa con nuevos miedos e inseguridades. "¿Esperáis algo de mí? Yo he venido aquí a una sola cosa: yo estoy aquí para pelar cebollas. ¿Y cuando pelas cebollas qué pasa? Que vamos a llorar a moco tendido, por mí y por todos mis compañeros. Vamos a llorar de rabia, de frustración, y si tenemos suerte igual hasta lloramos un poquito de alegría. Es lo que tiene pelar cebollas, ¿no? ¿Quién empieza?", se pregunta al terminar el primer capítulo. Para sorpresa de todos, alumnos y espectadores, será el mismísimo HIT quien empiece a descubrir las capas de la cebolla de esta segunda temporada.

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