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De la tocata y fuga de Verónica Forqué al debut vespertino de Sonsoles Ónega

La tarde-noche televisiva del lunes pivotó entre el estreno de "Ya son las ocho" en Telecinco y la "espantá" más sonada de la historia de "MasterChef Celebrity".

Sonsoles Ónega

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La tarde-noche televisiva del lunes estuvo repleta de sobresaltos y novedades. Por una parte, la tocata y fuga de Verónica Forqué en MasterChef Celebrity marcó récord de temporada para el programa al seducir a un 20,7% de la cuota de pantalla nocturna, lo que significa que 2.249.000 de almas vieron los despropósitos culinarios de la ex chica Almodóvar.

Desde el otro lado del ring (nunca mejor dicho), el debut de Sonsoles Ónega en Ya son las ocho mantuvo el tipo con dignidad, alcanzó un 12,8% de share, 1.647.000 espectadores vieron la entrevista con Omar Montes y el abrazo de la súper jefa Ana Rosa Quintana, que regresó a los platós para desear suerte a su prohijada televisiva.

Decir que Verónica Forqué perdió los papeles en MasterChef Celebrity ya no es ni siquiera noticia. La bomba sería que la ganadora de cuatro premios Goya se hubiera comportado con cierta educación, que hubiera mostrado en la prueba de exteriores el respeto que se merecen sus compañeros y, en última instancia, la audiencia. La noche arrancó fatal para la actriz. Ni con la visita de su hija María fue capaz de hacer un salmorejo en condiciones. ¡Hasta yo sé hacerlo, que no cocino un carajo! En la prueba de exteriores la lio parda boicoteando el trabajo de sus compañeros, una constante en su participación, y, para rematar la jugada, dio la espantá en la prueba de eliminación. Inaudito. Solo espero que no aparezca en la semifinal como si nada hubiera pasado porque me parecería el tongazo de la historia.


A Verónica Forqué le dediqué una columna entera, de manera que no merece la pena repetir lo escrito, lo dicho o lo criticado. Centrémonos en la cuarta apuesta de Mediaset para eclipsar el éxito de Pasapalabra que ayer logró un impresionante 22,1% de share. Diez puntos y un millón de espectadores más que Ónega. Haciendo justicia, Ya son las ocho es la apuesta que mejor le ha funcionado a la cadena de Fuencarral frente al coloso que perdió en su día por una cabezonada de despacho.

La sorpresa de Ana Rosa Quintana a Sonsoles Ónega

El programa capitaneado por Sonsoles Ónega es, como estaba previsto, una extensión de Ya es mediodía. No han engañado a nadie, las promos ya lo vaticinaban. En las redes se debían esperar la novedad de las novedades de manera que convirtieron en trending topic el estreno. Ya saben, por criticar que no quede. Se trata de vomitar amargura parapetados tras el anonimato que ofrece la pantalla. Por cierto, qué necesidad había de poner a Sonsoles a bailar sin no parece que sea lo suyo.

A pesar de ser la extensión de un programa afincado en la parrilla, Ya son las ocho rezumaba nervios el día de su estreno. Cualquier debut provoca inquietud, excitación y descontrol, en este caso estoy convencida de que sólo necesitan tiempo y rodaje para asentar las secciones.


Ónega arrancó con una entrevista a Omar Montes que está de promoción de El principito, su gran proyecto personal. Una serie documental sobre su vida en la que desvela duras facetas de su infancia y adolescencia y cómo ha llegado a ser el artista español más escuchado en Spotify en 2020. Sonsoles desplegó todas sus artes de periodista y, por lo menos, desde el otro lado, los espectadores pudimos disfrutar de entretenimiento de calidad. Se hizo corto, porque con el numerito del ring ya regresó el mediaset style. Sobraba tanta parafernalia, como también sobraban las colaboradoras transformadas en chicas del cuadrilátero a las que se sumó Miguel Ángel Nicolás, coordinador del Fresh, luciendo palmito con un chándal imposible de mirar que seguro era de marca, pero de marca de esas inaccesibles para el común de los mortales. Sobró el atrezzo, más que nada porque entre idas y venidas, entre planos imposibles y movimientos inexplicables, la verdadera entrevista se quedó en .

El momentazo vespertino fue la reaparición de Ana Rosa. La suma sacerdotisa quiso apoyar a Ónega a las ocho como también lo hiciera en su momento al mediodía. Las lágrimas de emoción de los colaboradores explican por sí solas lo que significa la reina de la mañana para sus compañeros y colaboradores.

Tras el primer asalto, perdieron mucho tiempo entre fanfarrias y aplausos, presentando a Gloria Camila, la nueva colaboradora estrella. Ya estamos todos. El clan Ortega-Carrasco-Mohedano-Flores desperdigado por la parrilla de Mediaset para poder seguir alimentando a la bestia. Confieso que el asunto de las Rocíos y sus adláteres me agota hasta niveles insospechados. Tanto que un día decidí pasar mis tardes acompañada por Joaquín Prat y su magazine de la Cuatro. En el fondo de mi corazón albergaba la esperanza de que a las ocho se apagara el monotema Sálvame en Telecinco. Veremos a ver que tejen con estos mimbres. Espero y deseo que Ya son las ocho no se convierta en Freshálvame.

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