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Omar Montes, el príncipe de Pan Bendito, pasa sin pena ni gloria por Mediaset

Tibio estreno en Telecinco del primer capítulo de la docuserie que narra la difícil vida del artista, sedujo a un 8,5% de la cuota de pantalla. Y es que Amazon tuvo la primicia.

Omar Montes

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"Yo todavía no he tocado techo, porque para Omar Montes ya no hay límites". Anda el chiquillo de Pan Bendito sobrado de autoestima. Dice de sí mismo que es un chaval que se lo ha currado, que su éxito es el resultado del esfuerzo y del trabajo diario, fruto de la superación de la mala vida y el bulling. "Me han llamado gitanaco, gordo de mierda, puto moro". Omar Montes es el claro ejemplo de un ser resiliente, eso que los psicólogos definen como la capacidad que tienen los individuos para recuperarse de situaciones complicadas y seguir avanzando hacia el futuro. Las personas resilientes se aprovechan de las dificultades o los traumas difíciles que viven para obtener un beneficio que le permita obtener recursos útiles para el futuro.

Omar Montes ha pasado de ser un perro callejero, un buscavidas de barrio que menudeaba con Avecrem en el barrio a ser el cantante español más escuchado en Spotify en 2020 y a llenar el Wizink Center madrileño con un concierto al que asistieron más de 10.000 personas, el primero sin límites de aforo. Entre medio, fue boxeador profesional, protagonista de peleas clandestinas, segurata, ex novio de la hija de Isabel Pantoja, participante de Gran Hermano Vip y ganador de Supervivientes. Este lunes se ha estrenado en Telecinco el primer capítulo de El principito es Omar Montes, una docuserie de cuatro capítulos que bucea entre sus luces y sus sombras.

El estreno de la docuserie de Omar Montes

El principito es Omar Montes ha pasado sin pena ni gloria por la cadena de la ex margarita. Con un 8,5% de cuota de pantalla, sentó frente al televisor a 1.345.000 espectadores. Lo cierto es que la noche del último lunes del año fue una velada un tanto extraña. Ninguna de las ofertas alcanzó el doble dígito. MasterChef Junior se tuvo que conformar con un 9,7%, Inocentes se quedó en un 9,6% y el estreno de Besos al aire rozó el 9%.

Los datos de los dos estrenos del buque insignia de Mediaset tienen cierta explicación, ya que ambos ya se habían emitido en Prime Video, pero a lo de Inocentes y MasterChef no le encuentro explicación. Sus datos, lejos de las cifras habituales en el prime time, se codearon con la emisión de Doctor Zhivago en La Dos (7%). Sospecho que la televisión analógica, paso a paso, está cediendo terreno frente a las plataformas. Habría que analizar las visitas del streaming que, de momento, no son tan accesibles como los analógicos.

Arranca la docuserie desvelando los orígenes humildes del cantante, escuchamos a sus amigos de siempre confesando cómo cruzaban la línea roja de la legalidad para ganarse unos euros, se nos encoje el corazón con el sufrimiento de su madre y de su abuela, entendemos sus lágrimas cuando relata las palizas que recibía su niño por tener sangre mora y gitana, por sus orejas de soplillo, por ser gordo.

Producida por Mediaset España en colaboración con Unicorn Content y Beta Spain, la docuserie está disponible en el catálogo de Amazon Prime Video desde el pasado 12 de noviembre. Cada episodio se centra en una etapa de su vida, si el primero pulula por sus primeros años, el segundo aborda la época más dura, la del bulling y el racismo, el tercero narra como el boxeo le dio la seguridad que nunca tuvo y el cuarto se centra en el nacimiento del personaje. Cómo la fama aumentó notablemente tras su paso por realities como GH VIP y Supervivientes 2019: "Los concursos me sirvieron para llevar mi música al mainstream, yo estaba pegado a la calle. Cada minuto en televisión amplifica la resonancia de su carrera musical".

Tras el estreno del lunes y para poder escribir estas líneas me he tragado del tirón los cuatro capítulos. Desde la distancia que otorga salto generacional, intuyo a un joven, en cierto modo, iluso, naif si cabe, sensible, humilde, consciente de sus orígenes, un joven que se ha ganado el cariño de la gente gracias a su carisma y a su capacidad de trabajo. Un artista que dio sus primeros pasos gracias a un ordenador recogido de la basura. "Si el que tiró ese ordenador supiera que nos cambió la vida", suspira uno de sus colegas.

Vislumbro a un trabajador nato, que compone rodeado de amigos, de noche

Me deja la docuserie cierto sabor agridulce, entre sus planos rezuma un príncipe de barrio del que depende mucha gente y con el que otro tanto debe estar ganando auténticas millonadas. Vislumbro a un trabajador nato, que compone rodeado de amigos, de noche. Primero la melodía, después la letra. "No soy ni Góngora ni Quevedo, pero no tengo nada que envidiarles", confiesa sin pudor. No sube ningún tema sin que haya pasado el súper filtro: su abuela, su madre y su hijo. Se ríe de las normas, de las reglas. Sabe hacer de lo malo bueno.

Nunca escatima en joyas. Lleva siempre encima el premio que ganó en Supervivientes. Con los 200.000 euros se compró una cadena de oro y brillantes. "Me gusta el oro, además, si tengo que empeñarlo es dinero". Le gusta tanto el oro que hasta su mercedes es de ese color.

Generoso como nadie, le encanta fomentar colaboraciones musicales con artistas de diferentes estilos. Se mueve con espontaneidad entre el flamenco urbano, el reggaeton, el trap, el rap y lo que le echen. Lo suyo es fusionar y fusiona lo que le pasa por la cabeza. Cuenta con varios discos de oro por temas como No Puedo Amar con RVFV o Pegamos tela con Abraham Mateo y Lérica y otros tantos de platino por éxitos como Alocao con Bad Gyal, Hola Nena con Nyno Vargas.

El caso es que Omar Montes no deja tibio a nadie. O le detestan o le adoran

Tanto amor también genera odios. Las redes se dividen por igual. El caso es que Omar Montes no deja tibio a nadie. O le detestan o le adoran. "No entiendo para nada los artistas que se vuelven chulos y maleducados porque eso a la larga les perjudica. Sé que tengo una responsabilidad fuerte con mis fans, sin ellos no soy nadie y asumo que ser artista me impide tener una vida normal".

Omar Montes es un fenómeno sociológico que no es nuevo. Estamos hartos de ver castillos como el suyo, esos que con el óxido del tiempo se transforman en edificaciones de barro que caen como las fortalezas de arena al son de las olas del mar. Marisol, Joselito, Parchís, Enrique y Ana, Raulito… Todos ellos ganaron un dineral, más bien hicieron que los que les rodeaban ganaran un pastizal. Cierto es que con las plataformas la industria ha cambiado mucho. Ya no se editan discos. "Yo no saco discos saco canciones. Estoy pendiente de si son un palo o no, si necesitan un empujón y hasta que no veo que van solas no dejo de empujar", confiesa Montes.

Espero que Omar Montes sea el dueño y señor de su obra, de su destino como lo es de su lenguaje. Que siga fronteando por mucho tiempo, que pueda estrenar muchas transas, que siga culebrando y que no le den la vida mártir, que siga siendo un séneca y un iluminati.