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La reflexión de Arturo Valls sobre el chiste que le ha "enviado a la cárcel"

El popular presentador estrena en Atresplayer "Dos años y un día". Un trabajo que le sirve para dar su opinión sobre la creciente cultura de la cancelación y los "ofendiditos".

Arturo Valls.

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ATRESplayer PREMIUM estrena este domingo Dos años y un día, serie protagonizada por Arturo Valls. Una comedia en la que el presentador y actor da vida a un famoso presentador de televisión que, tras un desafortunado chiste, es condenado a prisión por un delito de ofensas religiosas.

"Es una comedia que está muy pegada a la actualidad, que explora con mucha ironía y sarcasmo la realidad que estamos viviendo con la problemática de los límites del humor", explica Valls.

"Hay unas consecuencias desproporcionadas, que alguien pueda acabar en la cárcel por contar un chiste. No debería tener tantos límites el humor, los límites los tendría que poner el propio contexto. Dónde se cuentan los chistes, cómo se cuentan, a quién se cuentan. Al final es una ficción, es algo que no existe.

Por ejemplo, en el drama no hay límites", expone el intérprete, que lamenta que otros géneros pueden tratar temas delicados como "el terrorismo o la pederastia", pero que resulten polémicos en el caso de la comedia.

Sin embargo, Valls reconoce que "algunos chistes podrían ser ofensivos". "Habría que pedir disculpas y seguir hacia adelante, porque hay cosas mucho más dolorosas y más trágicas que esa ofensa que es muy efímera, muy pasajera", revela.

"Es verdad también que hay chistes que ya no se deberían hacer por sentido común, porque la sociedad ha evolucionado y ya no tienen gracia. No por censura, sino porque ya no son graciosos", matiza. Además, Valls apuesta por marcar los límites del humor en base a la calidad del contenido, dejando de lado la ideología.

"Ese es otro de los límites del humor, la calidad de los chistes. Si el chiste es bueno, de alguna manera, ofende menos. Hay gente a la que le puede hacer gracia el chiste pero, como ideológicamente se supone que mi equipo no puede aceptar ese tipo de chistes, pues me voy a ofender", opina. "A veces se politizan los chistes. La conclusión que sacamos es que nadie debería ir a la cárcel por hacer un chiste, eso está claro", sentencia el también productor.

Dos años y un día invita a reflexionar sobre el ostracismo que sufren algunos personajes públicos por comentarios desafortunados en un momento en el que la cultura de la cancelación impera en Internet. "No estoy a favor de la cancelación", comenta Valls, que afirma que, pese a que nunca ha sido víctima de ella, ha tenido algunos detractores por sus chistes.