La temporada de radio que viene: RNE a la desesperada y Onda Cero a por todas
Las dos perseguidoras de la Ser y Cope preparan grandes cambios desde posiciones distintas: la pública se desespera y Atresmedia quiere seguir escalando tras un gran año.
La radio ha terminado otra temporada más con una pugna en todo lo alto entre la Cadena Ser y la Cope, con distancias mínimas en sus programas de referencia y la sensación de que el imperio de Prisa en las ondas ya dejó hace tiempo de ser hegemónico: Carlos Herrera ha superado por primera vez a Angels Barceló en el prime time de la mañana, ese tramo entre las 6 y las 10 donde todas las cadenas se juegan su futuro, su influencia e incluso sus ingresos.
A esa gran novedad hay que añadirle otra: Onda Cero ha cerrado una gran temporada, con la victoria moral de Carlos Alsina de haber sido el único de los "tres tenores" matutinos que subió de audiencia en el último EGM, que tradicionalmente recoge un descenso en el consumo de radio que afectó a Herrera y a Barceló pero no al titular de "Más de uno", el estandarte de Atresmedia en los transistores.
A ese paisaje hay que añadirle la indefinición en Radio Nacional, que no da con la tecla para acercarse a las tres grandes ni de lejos, para desesperación de los responsables del ente público, sumidos en una permanente lucha por encontrar su fórmula y ponerse a competir.
Ése es el escenario que explica cómo y por qué cada emisora prepara el arranque en septiembre de una temporada apasionante: comienza un largo ciclo electoral con una primera parada en las Autonómicas y Municipales de la primavera de 2023 y una última, probablemente, en las Generales allá por noviembre. Y todos se preparan, pero de muy distinta manera.
Onda Cero parece la más audaz y ha adoptado decisiones arriesgadas con espíritu ganador: el "toque Alsina" para extenderse por toda su programación hasta llegar a "La Brújula", el emblemático informativo de noche que pelea a diario con "Hora 25" de Aimar Bretos y "La Linterna" de Ángel Expósito, empatados en la práctica tras un pulso feroz durante todo el año.
Onda Cero ha cerrado temporada con una sonrisa y una apuesta por la "alsinización" de su parrilla con Rafa Latorre, procedente de la mañana
La respuesta de Onda Cero es "más Alsina", con la incorporación al frente de su programa de uno de sus hombres de confianza, Rafa Latorre, en sustitución de Juanra Lucas, el gran damnificado por la decisión del equipo directivo encabezado por Enrique Osorio: el nuevo presentador, firma habitual de "El Mundo", supone llevar a la noche el tono y enfoques de Alsina, una apuesta de Onda Cero por sonar parecido la mayor parte del día, con el oasis de Julia Otero por las tardes, el verso suelto de la cadena que le ha dado buenos datos de audiencia.
La idea de Atresmedia es, claramente, sonar parecido por la mañana y por la noche, consciente del temporadón de Alsina y de que, en la radio, todo es costumbre y la gran batalla es conseguir que no se mueva el dial en los hogares, coches y teléfonos móviles sea cual sea la hora y esté quien esté al otro lado del micrófono.
El fichaje de Samanta Villar
Quien sí se mueve es RNE, promotora de la gran revolución entre las cuatro grandes: salvo Íñigo Alfonso, que se mantendrá en la pelea contra Berceló, Alsina y Herrera, casi todos son cambios a la desesperada:
Pepa Fernández abandona las mañanas de lunes a viernes, a partir de las 10, para volver a los fines de semana con su mítico "No es un día cualquiera", del que salió sin éxito para reflotar la propuesta matutina diaria de la cadena pública. Samanta Villar, rostro televisivo habitual de Mediaset, es la elegida para ese tramo diario donde la Ser y Cope se han mostrado poderosas.
Y eso provoca la salida de los fines de semana de Carlos Mesa, a quien se busca acomodo en las tardes, en una fórmula por definir, y de Alfredo Menéndez, ex de Onda Cero, que dejará las madrugadas en la pública para convertirse en el director de programas de la casa, una decisión que deja claro que RNE seguirá buscando fórmulas para revertir su tendencia a la irrelevancia.
Frente a las dos casas más activas, no parece que en la Ser y en Cope vaya a haber grandes cambios: con los números en la mano, les salen las cuentas, aunque en los despachos de Gran Vía hay más agitación que en los de Alfonso XII: la cadena episcopal tiene muy definida su parrilla, pero en la de Prisa no se acallan los rumores de cambios venideros para intentar sobrevivir en la primera plaza. Nada se ha confirmado de todo ello, pero los vientos de preocupación, eso sí, no han dejado de soplar.