"R de Resistencia": lo último de Carlos Astiz que no dejará a nadie indiferente
La mayoría nos creímos todo lo que nos contaban las televisiones, los grandes medios de comunicación sobre la crisis del Covid 19. Hasta que empezamos a dudar.
Vivimos una situación de incertidumbre generalizada, una sensación de crisis, con servicios públicos que cada vez funcionan peor; con una escalada de precios, inflación y paro que parece encaminarnos a una crisis económica profunda y generalizada... pero es que hombres, mujeres, familias, historia, sociedades y naciones parecen estar en crisis, también.
La mayoría nos creímos todo lo que nos contaban las televisiones, los grandes medios de comunicación sobre la crisis del Covid 19. Hasta que empezamos a dudar.
Muchos millones de personas se dieron cuenta que, bajo la coartada sanitaria, los gobiernos, los medios de comunicación, muchos partidos y organizaciones sociales y sindicales, exigían aceptar la versión oficial, prohibían el debate libre y cualquier otra información que no fuese de los canales oficiales, implantando una censura que hacía mucho tiempo estaba proscrita de las democracias.
La mayoría nos creímos todo lo que nos contaban las televisiones, los grandes medios de comunicación sobre la crisis del Covid 19. Hasta que empezamos a dudar.
Muchos millones se dieron cuenta que no era tanto una cuestión de salud como una cuestión política que iba de control, de represión, en un ambiente opresivo con la difusión de olas sucesivas de terror.
En este tiempo, hemos ido asistiendo a una pérdida de credibilidad de estamentos en los que confiábamos. Políticos que impusieron un estado de alarma ilegal (solo Vox lo denunció) o los pases covid que obligaban a limitar tus movimientos, a explicar si tenías que ir a ver a tu madre, lo que no se recordaba desde la Unión Soviética.
También médicos y científicos, acumulando contradicciones y mentiras frente a las evidencias de la realidad, desmentidas una y otra vez. Por no hablar de los llamados periodistas que se sometieron dócilmente, o con su silencio cómplice, a las órdenes de los gobiernos, renunciando a su papel de defensores de la verdad y de los intereses de los ciudadanos y haciéndose millonarios, algunos de ellos, organizando maquinarias de censura, de controladores de la verdad, en el más estilo orwelliano de 1984.
El covid ha sido "una gran oportunidad" según nos explicaba la directora del FMI para desencadenar una crisis económica que cambie el modelo productivo; una crisis política en la que se des-legitimen las democracias y una crisis social, con una ruptura de consensos y de roles establecidos en un plan de transformación global.
El "gran reinicio"
El gran reinicio, cuyos impulsores y grandes beneficiarios son los grandes magnates que controlan los mayores fondos de inversión y, a través de ellos, miles y miles de empresas, en prácticamente todos los sectores, en un proceso de concentración monopolista al que la izquierda ha renunciado a investigar y ha pasado de considerarlos "enemigos de clase" a obedecerlos, como grandes socios financiadores de sus demencias sexuales.
Es llamativo darse cuenta de cómo esos grandes mil millonarios (Bill Gates, George Soros, Rockefeller, Rothschild...) o los nuestros más cercanos (como la presidenta del Santander o el presidente de la CEOE) comparten objetivos-la agenda 2030- con supuestos comunistas como Iglesias o Yolanda Díaz, en un contubernio impensable hace unos pocos años.
El covid ha sido "una gran oportunidad" -según nos explicaba la directora del FMI- para desencadenar una crisis económica que cambie el modelo productivo; una crisis política en la que se des-legitimen las democracias y una crisis social, con una ruptura de consensos y de roles establecidos en un plan de transformación global.
A través de esta agenda globalitaria, como proyecto de gobierno mundial y a través de una serie enorme de organizaciones no gubernamentales, fundaciones, el control de universidades y departamentos educativos...estos magnates, sus políticos y sus medios de comunicación están imponiendo, en todo el mundo, una situación de control monopolista que hace que tres grandes fondos de inversión (Blackrock, Vanguard y State Street) controlen las quinientas mayores empresas de, prácticamente, cualquier sector productivo del mundo occidental.
La población mundial
¿Qué pretenden? Su primer objetivo es, claramente, la reducción de la población mundial. Quieren que seamos menos, que estemos más solos, más enfermos y dependientes y que seamos más pobres.
Su famoso "no tendrás nada y serás feliz" (Foro de Davos) está explicando el futuro que quieren para todos nosotros, en una serie de etapas que son : la crisis económica y la depauperación de las sociedades desarrolladas; una crisis social, con el desplome de los servicios públicos; la inseguridad ciudadana- que ha crecido hasta extremos de convertirse en uno de los principales problemas de los ciudadanos-; con una crisis política llena de escándalos y corrupción y el control acelerado con la represión de los disidentes, de los que no se creen la versión oficial, junto a la liquidación del dinero físico y la limitación de movimientos que suponen parte de esos recortes de libertades y derechos con que quieren empujarnos a la dictadura, en un ciclo de destrucción de individuos, parejas, familias, sociedades y naciones.
En estos momentos podemos decir que la vieja disyuntiva de izquierda y derecha cada vez explica menos porque ahora la contradicción está entre los siervos y los que quieren ser ciudadanos libres.
¿Qué pretenden? Su primer objetivo es, claramente, la reducción de la población mundial. Quieren que seamos menos, que estemos más solos, más enfermos y dependientes y que seamos más pobres.
El primer paso es despertar, empezar a dudar de las versiones oficiales la duda es revolucionaria-lo ha sido siempre- y eso significa poner en cuestión ese pensamiento único y obligatorio que pretenden imponernos desde el poder.
Asistimos a un cambio de ciclo, en el que millones de personas están dándose cuenta de las mentiras con que pretenden engañarnos. Están surgiendo nuevas fuerzas políticas, sindicales, sociales y culturales, en un amplio movimiento que tiene que organizarse y coordinarse para enfrentar las mentiras y la dictadura de los globalitarios. Son muy poderosos pero no son omnipotentes y ya han sido derrotados en numerosas ocasiones. Pronto lo volverán a ser y, esta vez, de manera definitiva.