Jorge Javier y la Operación Deluxe empañan el blanqueo de La Fábrica de la Tele
La productora de Óscar Cornejo y Adrián Madrid intenta dar un giro en previsión de lo que pueda pasar en Mediaset. El objetivo: ser "serios", pero todos los movimientos se caen por sí solos.
No hay manera. La cabra tira al monte, reza el dicho, y a La Fábrica de la Tele le está costando cambiar de rumbo. Si hace apenas una semana se conocía el fichaje de un nuevo director de Comunicación, Daniel Forcada, supuestamente con la misión de ‘limpiar’ la imagen de la productora, todo parece indicar que a su nuevo empleado le va a costar lo suyo.
De poco han servido las filtraciones sobre un nuevo programa ‘serio’ en Mediaset o los anuncios de búsqueda de periodistas de Actualidad e Investigación. En sólo unos días se han vivido episodios como las soflamas antiAyuso de Jorge Javier, nuevos datos sobre la ‘Operación Deluxe’ por presunto espionaje a personalidades o el acoso a la periodista Marta Riesco en las propias instalaciones de Mediaset y en su domicilio.
Lo de Montero
Se creía que lo de perseguir a colaboradores o miembros de la plantilla por el complejo de Fuencarral era algo propio de Risto Mejide y sus afanes por ganar audiencia a cualquier precio. Pero no, el mal parece ser endémico y se acrecienta, además, por el mal rollo existente entre las productoras que desarrollan su actividad bajo el paraguas de Mediaset.
Claro que, con perdón, hay que ser muy ilusa -caso Marta Riesco- para apelar al amparo de la ministra de Igualdad, Irene Montero, frente a La Fábrica de la Tele. Es olvidar que los promotores del culebrón Rocío Carrasco y la titular de Igualdad fueron uña y carne por mutuo interés.
Y lo de Iglesias
Que Jaume Roures y Mediapro, de una forma u otra, estaban detrás del proyecto televisivo de Pablo Iglesias era algo que ni cotizaba. Ahora, al menos, se sabe que, por mucho que hablan de desvinculación, el nombre del canal se registró desde su sede. En este tema, hagan caso a Mediapro lo justo, que Roures sabe cómo manejarse con una mano y con otra, como se pudo comprobar con la adquisición de la cabecera Público tras su cierre.
En cualquier caso, lo bonito del proyecto de Iglesias está siendo la búsqueda de personal y, sobre todo, de caras conocidas de cierto prestigio entre la izquierda mediática. Parece ser que el exvicepresidente busca reforzar la imagen, más allá de influencers y activistas morados, y no está encontrando lo que demanda. Y es que para algunos, antiguos asiduos de Universidades de Verano de Podemos, es difícil vincularse al actual Iglesias y seguir en el machito de lo que aquél considera “medios de desinformación”.