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Culebrón en Mediaset: el duelo Ana Rosa-Mirta y las trampas de Jorge Javier

Es el asunto candente del momento en el panorama mediático: el giro de Mediaset. Aquí hay tela que contar, pero poco a poco las cosas se van moviendo en lo que parece un Falcon Crest 2.0.

La presentadora, Ana Rosa Quintana, y la exdircom de Mediaset, Mirta Drago.

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Pasen y vean. Ya dijimos la semana pasada que aquí habría para rato. Lo que comenzó con el Código Ético terminó moviendo a uno de los últimos dinosaurios de la Mediaset de Paolo Vasile, la ‘intocable’ Mirta Drago, sobre la que nadie pudo explicarse nunca cómo pudo mantenerse un patrón semejante al frente de la Comunicación de un grupo como Mediaset. Vayamos por partes.

Lo del Código Ético

La difusión del nuevo Código Ético ha sido interpretado justo como sólo podía interpretarse: una medida para poner coto a La Fábrica de la Tele y a Jorge Javier Vázquez. La prohibición de que los programas de entretenimiento se sumerjan en cuestiones políticas y la crítica a otros espacios de la cadena tiene destinatarios claros. Otra cosa es que éstos sigan a su bola. Es difícil cambiar las rutinas de años, y más cuando se hace bandera de ellas.

Jorge Javier hace la trampa

Dice el refrán que quien hace la ley, hace la trampa. En este caso, ha sido al revés, ya que el presentador ‘estrella’ que ha conseguido expulsar a buena parte de la audiencia se ha montado un podcast desde casa para capear la prohibición. Jorge Javier seguirá hablando de política, y más ahora que se tiene por un gurú, pero lo hará desde su mansión y tomando el nombre del burro ‘Fortunato’ como estandarte.

Ana Rosa, dueña y señora

La medida no afectará a El Programa de Ana Rosa, considerado de actualidad y con analistas políticos. Cosa lógica, aunque ha faltado tiempo para que cierto sector eche las muelas con el asunto. En este duelo, de momento y en teoría Ana Rosa se apunta un tanto después de haber recibido ‘fuego amigo’.

Cuentan que el episodio de Marta Riesco, redactora de Unicorn -productora de Ana Rosa-, perseguida por La Fábrica de la Tele en las instalaciones de Mediaset por su relación con Antonio David Flores, colmó el vaso de la paciencia de los nuevos jerarcas, decididos a cortar estos espectáculos a los que el anterior consejero delegado, Paolo Vasile, dio pábulo.

Y es que sólo hay que recordar cómo la gente de Risto Mejide acosaba a invitados de otros programas de Mediaset. Todo muy lógico, vaya.

Lo de la Comunicación

Pero Ana Rosa no se lleva un tanto sólo con esto. El cambio en la Dirección de Comunicación, con la salida de Mirta Drago y la llegada de Sandra Fernández, es otro punto para su cesta. En Mediaset era bien conocida la absoluta falta de corriente existente entre Ana Rosa y la Drago, protegida de Vasile. Tan sólo las reglas básicas de la educación mantenían un mínimo decoro. Y es que Ana Rosa nunca entendió, como muchos otros, que Drago calentase sillón con una Comunicación tan alejada de la que mantiene Unicorn.

La política del burofax

La carta de salida de Mirta Drago es muy representativa de esa concepción plagada de egoísmo, falsa humildad y victimización permanente. “Veinte años de desencuentros con los medios”, tituló días atrás El Periódico, definiendo a la perfección el legado de Drago. Ese, y no las ochocientas ruedas de prensa y demás autoelogios, junto con la política de burofaxes amedrentadores, escarnios públicos (y privados) y desmentidos a la realidad.

A Mirta Drago le aplaudirán sus deudos, que los tiene, y sus aprendices. Pero en los medios la opinión es unánime: tanta paz lleve como deje, y buenos paseos por la Sierra, señora.