Sánchez y sus políticas populistas de vivienda: agarrarse a un clavo ardiendo
El director de Esdiario, Antonio Martín Beaumont, deja en evidencia en su columna de La Razón a Sánchez y sus políticas en materia de vivienda basadas en fantasías y no en realidades.
Qué Sánchez parece que vive en una contrarreloj constante para intentar evitar que le echen de la Moncloa es más que palpable. El desastre de leyes como la del solo sí es sí, que meses después se ha visto obligado a reformar para intentar achicar agua del barco que se hunde, intenta compensarlo con leyes populistas sobre vivienda. El clavo ardiendo al que se agarra el presidente del Gobierno para intentar camuflar sus nefastas decisiones.
Así lo expresa en su columna de cada lunes en La Razón el director de Esdiario, Antonio Martín Beaumont, que pone el foco en este nuevo giro que ha tomado Sánchez. Una "política cortoplacista" y "populista" con el único objetivo de "salir lo menos tocado posible del 28M". Ese día puede servir de termómetro electoral para las generales que se avecinan y en el que Sánchez quiere evitar el cambio de tercio, con el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo superándole en todas las encuestas.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño; y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares
Para Beaumont, uno de los principales quebraderos de Pedro Sánchez a estas alturas es su falta de credibilidad y también lo complicado que le resulta llegar a pie de calle. Por ello, este tipo de políticas basadas más en deseos que en realidades para intentar solucionar este último problema. Prometió 50.000 viviendas de las cuáles un tercio están okupadas de manera ilegal, otro tanto en construcción o con necesidad de ser reformadas, y las habitables están situadas en zonas de baja demanda y en malas condiciones.
Es decir, Sánchez suelta el número y tal y como apunta el director de Esdiario, a los días siguientes ni rastro de plazos, localización de las viviendas, procesos de ayudas, etc, etc. Eso sí, otro anuncio con más viviendas. Y es que el líder socialista tiene muy clara una cosa: "la propaganda puede con todo". Ahora se agarra al ladrillo, tan denostado por la izquierda para intentar salvar su ya más que desgastado Gobierno.
Todo ello mientras los barones socialistas se distancian cada vez más de su líder en plena época de precampaña. El claro ejemplo es el del presidente de Castilla La-Mancha, Emiliano García-Page, que busca con ahínco no coincidir con su jefe. Ya van dos veces en las últimas semanas.
Por último, Beaumont apunta a que Sánchez ya asumido su mala relación con sus socios de Unidas Podemos hasta el punto de darlo por normal. De esta manera, le resta importancia a un asunto realmente delicado. Lo que sea con tal de intentar aguantar lo máximo posible en Moncloa. "No va a ocurrir nada que no haya pasado ya", advierten los más cercanos al presidente del Ejecutivo, con la improvisación siendo el abecedario del sanchismo y la bandera que marca su día a día.