Relato de cómo unos aficionados arruinan el concurso más mítico de la televisión
Un, dos, tres… Twitch espanta a las marcas otra vez. Ni los millones de seguidores de TheGrefg han salvado su alocada idea de que el formato triunfaría en la plataforma de streamer.
Cuando el conocido streamer TheGrefg se propuso versionar el mítico concurso Un, dos, tres se las prometía muy felices, pensando que sus millones de seguidores le seguirían cual nuevo Flautista de Hamelin digital. Pero la realidad y la televisión lineal se han encargado de mostrarle la dura realidad: no es lo mismo hacer un programa de televisión, para televisión y realizado por profesionales de la televisión que lanzarlo sin más a la red.
Los números cantan: con una media por debajo de los 60.000 espectadores (conectados desde cualquier parte del planeta), con un minuto de oro de 82.000 espectadores a las 20:48 horas, la gran apuesta de TheGrefg por un formato mítico de la televisión y plagado de influencers, acompañados de famosos, como la también mítica Mayra Gómez Kemp, simplemente se estrelló en su estreno.
A esa hora, sobre las 9 de la noche, Pasapalabra estaba reuniendo a más de 3,3 millones de espectadores en Antena 3 (minuto de oro). En Telecinco, el concurso Reacción en cadena promediaba 1,2 millones de espectadores. Un poco más tarde, El hormiguero de Pablo Motos lograba una media de 2,2 millones, llegando a ser visto a lo largo de toda su emisión en la primera cadena de Atresmedia por más de 4,7 millones de personas.
Todo esto sólo en España, mientras que las cifras de audiencia de Twitch, al ser una plataforma con la que puede conectar gente de todo el planeta era muy dispersa y reducida, al tratarse de audiencias globales.
Ibai, El Rubius...
De hecho, un gran flujo de los seguidores de streamers como Ibai Llanos, The Gregf, Auronplay, El Rubius no procede de España, sino de Latinoamérica. En ocasiones, más de la mitad de sus espectadores son del otro lado del charco. Esto significa que las marcas huyen despavoridas y decepcionadas de estos “bolos” porque tanto la calidad, como la cantidad de audiencia es pésima y pequeñísima comparada con las que logran la televisión o incluso la radio. No hay un público objetivo.
No se sabe cómo si habrá un nuevo “bolo-especial” del popular Un, dos, tres, pero, visto lo visto, lo que sí parece meridianamente claro es que las marcas no responderán otra vez.