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Risto Mejide, tocado y hundido: al borde del llanto por una entrevista en Cuatro

El de 'Todo es mentira' mantuvo una charla con uno de los supervivientes del accidente de los Andes para hablar de las claves de su supervivencia y sus palabras marcaron al presentador.

Risto Mejide entrevista en Cuatro a uno de los supervivientes del accidente de los Andes.

Publicado por
Rocío Díaz

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La sociedad de la nieve, está en boca de todos, no solo por sus dos nominaciones a los premios Óscar, sino porque Juan Antonio Bayona ha rescatado la historia del accidente en los Andes de 1972 desde otra perspectiva. Aprovechando este éxito, Risto Mejide contó este martes, 23 de enero, con Eduardo Strauch, uno de los supervivientes reales de este accidente para así arrojar algo de luz sobre algunos de los pasajes más destacados de la película. Una charla que dejó ver al presentador de Todo es mentira, en Cuatro, muy afectado y realmente impactado con su crudo relato.

"Este programa vale la pena por entrevistas como la tuya. Uf, cómo seguir ahora con el programa. Nos pasamos todo el día hablando, y lo digo con respecto, de gente que no vale tanto la pena. Eduardo debería de estar en todos los platós de televisión", sostuvo tras la emocionante charla. Strauch empezó su intervención poniendo en valor el film de Bayona, asegurando que esta es la representación más acertada de la experiencia vivida en los Andes: "Viven era una historia de aventura basada en nuestra historia. Esta es nuestra historia", sentenció con rotundidad y muy emocionado.

Risto Mejide y 'La sociedad de la nieve'

Strauch puso en valor todo aquello que considera les salvó de la muerte, incluso por encima del sentimiento de equipo que tenían, pese a que muchos de los supervivientes no formaban parte del equipo de rugby: "Teníamos potencia mental y sobre todo mucha imaginación para crear una sociedad de la nada. Tuvimos que ser muy creativos, trabajar mucho en equipo, y eso fue lo que nos salvó", señaló, para luego asegurar que todo lo ocurrido le ha "enseñado el potencial mental y de adaptación que tenemos los seres humanos. Nuestro cuerpo resiste mucho más de lo que pensamos. También he aprendido a ser muy feliz con pequeñas cosas. Allí no teníamos de nada, así que me di cuenta de lo que era verdaderamente importante", reflexionó, haciendo especial hincapié en todo lo positivo que sacó de esa traumática experiencia.

Y es que, y así lo indicó, se ha quedado solo con la parte positiva que podía sacar de lo vivido, tratando de bloquear lo negativo: "He ido dejando atrás el sufrimiento, 50 años después me quedo con todo lo bonito de aquella experiencia. Pero sí que es verdad que hay muchas cosas que no se pueden olvidar, como algunos sonidos del accidente, las ventiscas, el frío,... no se me olvidarán nunca. Y aún con eso, vuelvo mucho a la montaña para sacar de ella todo lo positivo que me ha dado". Esta confesión llevó a Risto a interesarse por uno de los aspectos más impactantes de esos 72 días: haberse alimentado de los cuerpos de los fallecidos. "Al principio rechazábamos lo de comer carne, pero estábamos muy debilitados. Sabíamos que necesitábamos proteínas, así que empezamos a comernos el cuero que había en los restos del avión, pero era insuficiente. A muchos nos rondaba la idea de comer carne humana y finalmente la acabamos poniendo en común. Era lo que teníamos que hacer".

"Sentí hasta cierto orgullo de poder haber superado ese tabú. Era vivir o morir. Teníamos que hacerlo", resaltó Strauch, explicando que fueron tres de ellos quienes se encargaban de preparar la carne para sus compañeros, impidiendo que supieran de quién se estaban alimentando, ya que eso supondría un obstáculo más. Y Mejide, que fue incapaz de quedarse con esa duda, se atrevió y le preguntó por el sabor de la carne humana, recibiendo una vaga respuesta y sin entrar en detalles morbosos: "No recuerdo exactamente el sabor. Te diría que algo cercano al pollo, pero no lo recuerdo especialmente. Teníamos que hacerlo y lo hicimos, sin pensar en eso, en el sabor".

En este sentido, Strauch confesó que la antropofagia no fue algo que le atormentase posteriormente. No tenían otra opción: "Es un tema que no me molestó, cuando decidí hacerlo ya no tuve nunca más un cargo de conciencia. Al regresar, nuestros padres estaban completamente impactados, porque la prensa hablaba de los uruguayos caníbales. La prensa amarilla fue muy dura, pero no me costó a mí personalmente en ese sentido. Me sentí más raro al volver a mi casa, porque allí las emociones de regresar se contraponían con las de la pérdida de nuestros amigos y seres queridos. Por mucho tiempo no hablé de eso en púbico para no revolver el tema por el dolor que podía causar a las familias, pero no ha supuesto un mayor impacto en mí", concluyó antes de despedir la conexión con el programa de Mediaset.