A qué sabe el vino azul que arrasa en las cenas de los más vanguardistas
Los más atrevidos ya han probado este nuevo caldo de autor que sorprende por su color. No sabemos si es apto para todos los paladares pero su presencia en la mesa no pasará desapercibida.
El primer vino azul del país se llama Gïk y no tiene denominación de origen porque sus creadores se propusieron trabajar con personas, no con uvas. Una filosofía que va muy acorde con su línea de negocio donde la oficina es el mundo y los dispositivos móviles sus aliados.
Esta bebida de autor, sin reglas de cata, nació tras dos años de investigación y gracias a la participación activa de la tecnología alimentaria de la Universidad del País Vasco. Para lograr el color azul índigo que caracteriza el producto la uva pasa por un proceso de pigmentación donde se potencia la antocianina que contiene el propio fruto y la indigotina, que le da más intensidad. Para sus creadores, Gïk se encuentra en la frontera de lo establecido por decisión propia. La idea original era innovar hasta el infinito y blasfemar, tanto, que se atrevieron a escoger el vino "porque es la bebida que representa la sangre de Cristo" y convertirlo en azul porque "era lo más divertido", relataron los responsables.
La estrategia del océano azul
Su marca esconde mucho más que pura transgresión. En el mercado de las empresas jóvenes el azul es sinónimo de una nueva forma de desarrollo: la estrategia del océano azul. Creada por W. Chan Kim en los años 90 busca dejar de lado lo que están haciendo los otros, la competencia, y centrarse en la innovación para generar nuevos espacios en el mercado que aún no han sido explotados.
La juventud de los cinco fundadores de esta empresa es un punto a favor a la hora de librarse de los prejuicios y lanzarse a esta aventura. No tienen tradición vinícola, ni experiencia previa. Son creadores y artistas que trabajan sin jerarquía pero con alma en este proyecto que España catalogó como bebida aromatizada en base a vino. "¿A quién le importa?", se preguntaron ellos.
¿A qué sabe el vino azul?
El vino azul no lleva azúcares añadidos porque fermenta dentro de la botella y se convierte en alcohol y 11,5 grados que tiene esta bebida ya son suficientes. Además, el azúcar está íntimamente ligado a los problemas de sobrepeso y los edulcorantes son una opción saludable y más estable. Según su descripción, Gïk es dulce pero hay opiniones para todos los gustos por eso el equipo de comunicación creó la antificha técnica. Un documento en el que recomiendan consumirlo a 10 grados y maridado con un menú de lo más peculiar: sushi, nachos con guacamole, pasta carbonara o salmón ahumado. No te olvides de lo más importante, acompañar tu particular cata con su recopilación de jóvenes talentos musicales para conseguir una experiencia completa. Al fin y al cabo, la única norma de este equipo de trabajo es disfrutar.
El precio de este vino ronda los 10€ por botella y puedes adquirirlo directamente en su página web y en sus puntos de distribución salteados por toda España. En el mercado existe otra opción para probar esta variedad tan peculiar de líquido azul. Se llama Blue y nació en Canarias de manos de la bodega Balcón de la Laguna.