Cocina la auténtica masa de pizza casera...¡con cerveza!
Es más crujiente y sabrosa que las masas habituales pero exactamente igual de sencilla de preparar. Tu eliges si quieres incluir en la receta algo de levadura o prescindir totalmente de ella
Ingredientes para dos bases:
- 300 gramos de harina de trigo
- 15 ml de aceite de oliva
- 180 ml de cerveza (la que más te guste, pero recuerda que transmitirá algo de sabor al resultado final)
- 1 gramo de levadura seca (si prescindes de ella, dobla la cantidad de cerveza)
- 6 gramos de sal
Elaboración:
Coloca la harina en un cuenco grande y mézclala con la sal y con la levadura. Puedes utilizar las manos, será más rápido.
Abre un hueco justo en el centro de la mezcla y añade poco a poco la cerveza y el aceite.
Remueve todo hasta conseguir una masa manejable y que no quede muy pegajosa. Enharina o aceita la zona de trabajo y amasa hasta obtener una mezcla fina y elástica.
Déjala con forma de bola y rebózala en harina. Colócala en un recipiente suficientemente amplio para que no se rompa cuando "crezca". Tápala con un paño seco o un plástico y déjala reposar unas horas en ambiente. En función del tiempo del que dispongas, puedes dejarla así o destapar cada media hora y volver a amasar durante un máximo de tres veces. Después, guárdala en el frigorífico hasta la noche o hasta el día siguiente.
Cuando vayas a cocinarla, parte en trozos la masa, crea bolas individuales y ayúdate del rodillo para darles la forma redonda que tienen las pizzas. Si notas que la masa se resiste, déjala reposar unos minutos cubierta con un trapo seco de algodón .
Cubre la masa con los ingredientes que quieras. Puedes cocinar, por ejemplo, una pizza carbonara, con champiñón y jamón, o una vegetal incluyendo berenjena, pimiento, cebolla y mozarrella.
Por último, precalienta el horno a 180 grados y hornea entre 15 y 30 minutos. El tiempo dependerá del grosor de la masa y del tipo de alimentos que hayas utilizado.
Consejos:
Lo bueno de este tipo de masa es que la puedes congelar sin problema una vez elaborada y tenerla preparada para improvisar una cena cuando no te de tiempo a más.
Para ello solo tienes que comprar papel de horno y, una vez estirada cada base, colocarla sobre él. Enrolla el papel con la masa dentro como si fuera un pergamino y métela en una bolsa de plástico. Cuando la vayas a usar, sácala del congelador y déjala a temperatura ambiente durante unas horas. En algunos casos, te vendrá bien usar el rodillo para volver a estirarla.
Si te han quedado dudas puedes seguir los pasos de este breve vídeo: