La Charca, el disfrute de lo auténtico
Esta taberna actualizada se asienta en una propuesta de cocina española tradicional con creaciones sencillas y guiños a la cocina asturiana, tierra de su dueño. Sus tapas son religión.
La Charca es el último proyecto con el sello del hostelero Manuel Fernández, un empresario asturiano que lleva toda una vida dedicada al mundo de la hostelería. Estamos en un espacio consagrado al cañeo y al picoteo en el que además se puede disfrutar de una cocina tradicional española honesta, sin florituras y con guiños a la cocina de la tierra Astur tan de moda últimamente.
En este espacio además de acompañar el vino o la caña del aperitivo con las croquetas caseras, los fritos de pixin o las bolas de queso de cabra con cebolla caramelizada, se pueden degustar los sabores de siempre como el cachopo asturiano clásico con solomillo de ternera de D.O. Asturiana y al estilo de Allande (relleno de lacón cocido y tres tipos de quesos asturianos, secreto de la casa), la fabada asturiana como Dios manda, el rape asado con chipirón encebollado y su tinta, el arroz con bogavante y el risotto de hongos con foie braseado. Y como especialidad de la casa destaca un postre de toda la vida: el arroz con leche requemado o no.
Para poner en marcha este proyecto, Manolo ha reformado por completo un céntrico local con solera y ha creado una taberna actualizada donde da salida a una propuesta enfocada al día a día y más informal que la que ofrece en sus tres establecimientos ya consolidados en la zona de Chamartín (Vigamar’s –la primera casa de comidas asturiana que abrió en 1981-, El Hórreo Asturiano –un concepto más cercano a la sidrería tradional con carnes a la parrilla- y Asgaya - la evolución y la revolución de la cocina asturiana en la capital-).
En la Charca, la barra de la entrada nos recibe cambiando de color según la hora junto a una zona de mesas altas donde tomar unas cañas y disfrutar del aperitivo. Al fondo, el local alberga un patio interior decorado con vegetación y vigas de madera a la vista, mesas bajas de madera sin tratar y sillas en diferentes colores que funciona como la sala del restaurante. Un espacio que cuenta con una bodega hecha a medida y que resulta cálido y acogedor para disfrutar pausadamente de los platos.
En definitiva, por su oferta que se adapta a cada momento del día, su céntrica ubicación y su horario ininterrumpido, esta taberna actual se convierte en el punto de encuentro perfecto para hacer un alto en el camino en una jornada de compras o tomarse un respiro mientras se hace turismo ya que aquí se puede desde desayunar, tomar el aperitivo y comer hasta merendar, cenar o disfrutar de las primeras copas de la noche.
Dirección: Juan Álvarez de Mendizábal, 7. Precio medio: 30€ T: 91 547 28 94