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La Reina Isabel se apunta al fast food

La soberana británica es propietaria de un McDonalds, una de las cadenas de comida rápida más famosas del mundo. Un paso más de la imparable conquista de este tipo de gastronomía.

La Reina Isabel se apunta al fast food

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Además de hoteles, caballos de carreras e incluso una de las calles más comerciales de Londres, Regent Street, la soberana más rica del planeta y uno de los monarcas más longevos en activo tiene entre sus propiedades un McDonalds. Se trata de un establecimiento situado en el Banbury Gateway Shopping Park, un centro comercial que se encuentra en un terreno que forma parte del Crown Estate (el patrimonio de la Corona británica). Se inauguró en 2015, cuando el centro comercial abrió sus puertas y comparte local con otros negocios que se han instalado en Banbury como un Starbucks, otro negocio imparable de la cultura gastronómica americana.

La gastronomía americana es una referencia al hablar de comida preparada, una tendencia que ha conquistado todo el mundo con sus platos, restaurantes y filosofía de comer debido a que resulta altamente satisfactoria para la mayoría de los paladares. Sin lugar a duda, los yanquis han sabido aprovechar lo mejor de las culturas de todo el mundo y aplicarlo a su modelo de negocio, y siempre tendremos que agradecer a la cultura estadounidense la creación del concepto de comida rápida.

La gastronomía americana tiene en sus potentes sabores, sus abundantes calorías y sus enormes porciones una seña de identidad. Una hamburguesa de 250 gramos con tocino y extra de queso, acompañada de patatas fritas y aros de cebolla, además de una coca cola de litro y un helado de postre transportan a cualquiera al centro de Nueva York. Además, los americanos también son mundialmente reconocidos por su practicidad a la hora de comer: los servicios a domicilio o las entregas directamente al coche son invención suya.

Los yanquis se merecen un reconocimiento por estas ideas que cambiaron la manera de ver la comida, convirtiéndola en algo que permite obtener satisfacción casi al instante de hacer el pedido en vez de algo tradicional y artesanal que requiere de paciencia y espera. Desde sus inicios en 1921 en Wichita, Kansas, el concepto de comida rápida fue elaborado como una solución a la demanda de los norteamericanos por una alimentación rica en calorías y a bajo precio. Este concepto sigue siendo imperativo en cualquier restaurante de comida rápida que se precie.

A través de los años, el concepto de fast food ha incrementado su oferta gracias, en gran parte, a la vasta migración de personas de todas partes del mundo que llevaron al nuevo continente también su cultura alimentaria. Alimentos que se asocian a la cultura americana tuvieron sus orígenes en diversas partes del mundo: las patatas fritas son originarias de Bélgica, mientras que las hamburguesas adoptaron su nombre con la idea de atraer marineros y viajeros que llegaban principalmente de Hamburgo y Alemania a Nueva York, eran porciones de carne preparadas y vendidas como "Filete americano al estilo de Hamburgo”. Por último, el mundialmente famoso “New York Cheesecake” tiene raíces tan antiguas de preparación que la receta más antigua para este postre data del Imperio Romano en el siglo I.

Los pedidos a domicilio de la considerada "comida basura" han visto incrementar sus cifras en casi un 40% desde la llegada de los nuevos operadores de entrega de comida como Just Eat, Glovo o Deliveroo. Es durante el fin de semana cuando más se solicitan estos pedidos, y las horas a las que entra más hambre -o la pereza de ponerse a cocinar- son los viernes por la noche. Con ello y con todo, el sector de la pizza ha pasado de crecer a un ritmo de 3% anual a hacerlo un 5% en 2016.

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