Café Comercial: Gran muestra de lo que se vive y come en Madrid
Reabierto, en tan solo un año, se ha convertido en un referente hostelero en la capital. Pasado y presente en un local con encanto y gran cocina con mucho futuro.
Los grandes cafés europeos tienen su origen en el imperio austrohúngaro en los que el café se expandió por todas las grandes capitales europeas y norteamericanas desde el siglo XVIII, pero es en el siglo XIX cuando ya en París, el café y la comida a deshoras se junta en los grandes cafés "brasseries" como La Coupole, La Flore, la Lipp o e café de la Paix que fueron poco a poco imitándose en el mundo.
Eran lugares donde se desayunaba, se almorzaba, se leía el periódico, se comía, se hacían tertulias generales y temáticas interminables, se merendaba y se cenaba y recenaba, resopón, hasta alrededor de la una de la mañana.
A finales del siglo XIX Madrid contaba con más de cien donde tenían lugar tertulias de todo tipo: taurinas, literarias, politicas, teatrales, etc. La mayoría en el último tercio de siglo, hubo grandes cafés populares, muchos célebres por sus tertulias literarias, taurinas y políticas, como Café de Fornos, Café Pombo, Café de Lyon, Café Suizo o el de Montaña.
Los tiempos cambiaron y su decadencia fue a mayor y hace tres años apenas solo nos quedaban tres el Central, el Café Comercial (1887) Gijón (1888) y el Café Gijón (1888) y el más moderno, el Central (1982) y los dueños de este último, la familia Contreras, propietaria también del edificio, anunciaban en julio de 2015 su cierre definitivo.
Todo hacía pensar que nos quedaríamos sin esta joya hostelera y que alguna multinacional o franquicia ocuparía su lugar, como desgraciadamente venía sucediendo.
Pero afortunadamente no ha sido así y el próximo día 21 cumple un años el Café Comercial en su nueva etapa. en un concurrido concurso de proyectos hosteleros la propiedad optó por la actual, presentada por el grupo El Escondite, formada por varios socios agrupados en torno a un grupo de cuarentones (con Caleb Soler, Alex Pérez y Borja Escorial al frente) , amigos del colegio de los maristas de Rafael Salgado, todos chamberileros todos, que presentaron la mejor oferta y que vistos los resultados lo confirman.
Entrar en El Comercial es viajar atrás en el tiempo rememorando aquellos días donde los grandes personajes del momento vivían mucha parte de su vida en estos grandes cafés, recuerdo a Cela, Umbral, en este Comercial, pero no sentí ninguna nostalgia al hacerlo, al contrario noté una gran satisfacción al notar, ver y sentir lo que allí se cocinaba.
Estaba lleno de vida, la barra después de la clásica puerta rotativa, concurrida de gente de hoy hablando y tomando aperitivo, la acogida y atención del personal, educado, servicial y atento, estupenda, amable y simpática.
El salón de abajo, tan señorial y clásico como si acabase de estrenar, todo perfecto, nada ajado, estaba lleno al 80 %, personal variado, estudiantes, jóvenes con su tablets o PCs se alternaban con ejecutivos, turistas y grupos de amigos que comían o tapeaban, en un ambiente vibrante y vivo, muy vivo, en un marco centenario.
En la primera planta, a la que se accede subiendo por unas históricas escaleras, es posible disfrutar de la misma oferta culinaria en un ambiente aún más acogedor, se divide en dos espacios: una sala de paredes y techos azules con vistas a la glorieta de Bilbao, y otra más íntima en la que se combinan materiales como el azulejo, papel pintado y cortinas de terciopelo.
Todo parece nuevo siendo antiguo, una ingente labor del decorador, Juan Luis Medina, de Madrid in Love, ha conseguido que los grandes espejos del comedor, el diseño de los toldos antiguos que comparten con el quiosco de la entrada, compañero de calle desde sus comienzos, con las soluciones estéticas y técnicas actuales se funden en un lugar ideal, donde historia, presente y futuro se unen en un claro mensaje de buen gusto eterno.
Después de comer, muy bien por cierto, las mesas seguían llenándose de público madrileño, entre ellos pude saludar al gran actor chinchonés, José Sacristán.
Sus rincones son todos especiales e irradian personalidad, pensados y resueltos con evidente acierto. La planta baja guarda la estructura y estilo de antiguo y la superior en la misma línea pero con detalles más modernos pero también muy conseguidos y acogedores.
El cocinero y asesor gastronómico, el chef Pepe Roch, también socio en el proyecto, se encarga de crear una oferta gastronómica "castiza" con toques de comida internacional popular. La carta apuesta por el regreso a sabores castizos con protagonismo del producto de Madrid que seduce tanto a madrileños y residentes como a Isidros, turistas y guiris que visitan el Foro..
La primera oferta entra por los ojos en la zona de barra, con su maravillosa exposición de producto fresco. Sitio ideal para disfrutar de un vermú de grifo y acompañarlo de aperitivos de toda la vida como embutidos al corte, gildas, huevos rellenos, la ensaladilla clásica o las espectaculares bravas con ali-oli de madroño, sin olvidar unas excelentes ostras. Los fines de semana se puede disfrutar de un delicioso arroz a banda con chipirones y gambones, en el que se aprecia el particular toque ahumado que le da el asador Josper.
En el comedor principal, un amplio espacio rodeado de los luminosos ventanales exteriores, los grandes espejos, los muebles de madera y el color terrazo le dan una apariencia realmente cálida y acogedora. En él los platos castizos, aquí los clásicos castizos toman protagonismo, como unas ricas y crujientes croquetas de buen tropezón de jamón ibérico, de dulce y cremoso besamel de leche de Guadarrama; el mejillón tigre relleno; una ensaladilla ortodoxa rusa, jugosa y rica de sabor con el toque de huevas keta de salmón; unas patatas bravas "sui generís" con el toque barcelonés del chef, mayonesa alioli y salsa picantita de madroño confitada.
Nosotros compartimos éstas después de cuatro ostras francesas Amelie, muy agradables con su sabor mineral marino. Después disfrutamos de un excelente sapito, rapé, a la espalda en horno, Josper, excelente de punto, sabor y textura, muy fino y jugoso. sobre unas patatas panadera muy correctas de punto y sabor estupendo. unas tiernas y soberbias mollejas de ternera a la plancha con una salsa cremosa deliciosa. Nos encantó y debemos aplaudir este plato de alta casquería por la falta de ellos en las mesas actuales. Por último un gran canelón de rabo de toro deshuesado con besamel y portobello (champiñón blanco) , muy jugoso, serio, tierno y sabroso, potente peros de suave paso, gran plato.
Acabamos compartiendo un delicioso abundante sorbete de mandarina. acompañamos la comida con una botella de albariño de Rías Baixas, de Lola & Paco y dos copas de Las Retamas, tinto de Madrid. Sensacional comida, que verdaderamente me sorprendió por la calidad coquinaria sobre todo de los tres últimos platos. Hay mucha cocina, muy buena y con dominio total de técnicas.
Por supuesto cuenta con cócteles como el Martini dry, el Cosmopolitan o el Manhattan para los amantes de los clásicos; y Mojito, Daikiri o Piña Colada para los amigos de lo exótico y Moscow Miller, Surf on Blue o Tequila Sunrise para los más viajeros. La oferta líquida la completa una carta de vinos, bien seleccionada, con numerosas etiquetas nacionales, algunas internacionales y una buena representación de generosos, Existe la opción de pedir botellas en formato magnum.
La nota media es de unos 35-38 euros, las raciones son abundantes y se pueden compartir. En la calle Fuencarral a unos 40 metros hay un amplio aparcamiento. Abre todos los días desde el desayuno, excelente bollería y muy buenos churros de elaboración propia, a las 7:30 hasta las copas de última hora, de domingo a miércoles hasta la 1:00 y desde jueves al sábado a las 2:00 h.
Recomendable en mayúsculas, felicitar al Grupo Escondite por la excelente labor realizada y que felizmente se constata día a día.
CAFÉ COMERCIAL - T: 910 88 25 25- Glorieta de Bilbao, 7 - 28004 Madrid
www.cafecomercialmadrid.com