¿Sabes cómo conservar el vino de una botella abierta?
Te damos algunos trucos para evitar que el oxígeno lo estropee
Seguro que te ha pasado muchas veces: abres una botella y te das cuenta de que no beberás todo tu contenido. ¿Qué hacer? Sus propiedades empiezan a modificarse nada más quitarse el tapón: tirar lo restos es un desperdicio y conservarlo sin que pierda su aroma y calidad es complicado. Te damos algunos trucos para que lo mantengas con el mejor sabor posible por más tiempo.
Cuando se retira el corcho, el vino entra en contacto con el oxígeno. En pequeñas cantidades, este gas es beneficioso, pues ayuda a desarrollar y dar firmeza al sabor, da una mayor amplitud a los aromas y reduce la acidez. El problema es que la presencia de oxígeno favorece la acción de unas bacterias que se encargan de convertir el alcohol etílico, presente en el vino, en ácido acético. Así es como, poco a poco, el vino va perdiendo su sabor, aroma y calidad, hasta que acaba por estropearse ¿Cómo evitarlo o, al menos, retrasarlo?
- Volver a tapar la botella
Lo principal es guardar el vino tapado para evitar que siga entrando oxígeno. De hecho, cuando se sabe desde el principio que lo más probable es que no se vaya a beber toda la botella, lo aconsejable es taparla nada más servir, para que la oxigenación sea mínima. Puede hacerse con el propio corcho o con tapones herméticos fabricados para este fin.
-Guardarlo en el frigorífico
Tal como ocurre con los alimentos, el vino también conserva sus propiedades durante más tiempo si se encuentra a baja temperatura. Por ello, conviene guardarlo siempre en el frigorífico si se ha abierto. Luego, lo más idóneo es sacarlo dos o tres horas antes, para que recupere poco a poco la temperatura apropiada para beber (7-12 ºC para los vinos blancos, 12-14 ºC para los tintos).
-En posición vertical
Uno de los principales consejos para conservar el vino cuando la botella aún no se ha abierto es colocarla siempre en posición horizontal. Esto permite que el corcho esté todo el tiempo en contacto con el líquido, lo cual evita que se reseque, se agriete y deje pasar el oxígeno. Pero una vez que la botella se ha abierto, la recomendación es justo la contraria para evitar el contacto del líquido con el aire y con las posibles contaminaciones del corcho.
Pasar el vino a otra botella, una alternativa
Una solución para conseguir almacenarlo de forma hermética es cambiar el líquido a otra botella más pequeña, así conseguirás que guarde sus propiedades durante más tiempo.