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José María Iñigo se nos ha ido... Maestro de periodistas y gran gourmand

Los bigotes más famosos de la tele y la cara familiar más televisiva que con su impulso joven ayudó a modernizar España de los sesenta a hoy

Comiendo alubias y Txuleta de buey en Sagardi Castellana.

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Hasta siempre, José María... Setenta y seis años, casi, has estado con nosotros, has sido y eres historia viva de la televisión española. Todos hemos crecido contigo en ondas e imágenes desde aquella Radio Bilbao de los sesenta, luego ya en la capital en los 40 Principales marcaste pauta y nos traías la música del Londres más rocandrolero, contigo supe de los Beatles y los Stones.

Entrabas como un amigo cordial a nuestras mesas de comedor y cuartos de estar, nos asombrabas torciendo tenedores en el directísimo Estudio Abierto.

Eras el amigo bilbaino que todos teníamos, tus bigotes marcaron pauta y tu estilo directo, joven y desenfadado rejuveneció la caja tonta con pelo largo y patillas, con ropas de colores y sonidos estrambóticos «undergrounds» que entonces nos hacían soñar con una futura España, democrática y libre. Fuiste el totem de la generación beatnick y paseaste tu cuerpo de buen "bilbotarra" por parajes y lugares míticos en tus revistas de viajes. Nos contabas Eurovisión después del añorado José Luis y tuve el honor de coincidir contigo en ágapes y eventos de lo nuestro del buen comer que dominabas como buen hijo de Begoña.

Contigo aprendí como compañero discípulo a preguntar y buscar la esencia de la noticia.

Un par de veces dimos cuenta con nuestro amigo Iñaki, como buenos «txapeldunes» de sendos bueyes y alubiadas en su Sagardi Cocineros Vascos de la madrileña Castellana. Llevabas casi un año descubriendo sabrosos manteles en Aquí la Tierra, otra vez en nuestra televisión.

Hoy como puñalada de hielo me entero que te has mudado de barrio, seguramente a seguir investigando. Hace solo veinte días coincidí contigo grabando en casa de nuestro amigo Paulino de Quevedo, de verdad que hoy quedo atónito y consternado apenas alcanzo a escribirte esta nota.

No voy a llorarte, tú no lo querrías, pero si voy a contarlo, que es lo que tú harías y que sepas que quedas en nuestro disco duro como maestro y amigo.

Espéranos seguro bien sentado en ese barrio donde hemos de ir todos.

Bero arte!! Un abrazo, José Maria.

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