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Bodega Valquejigoso, pasión por la viña

Félix Colomo quiere que su vino, con viñas cultivadas en la Comunidad de Madrid, sea un referente a nivel nacional, y la pasión que despliega en su bodega es el mejor camino para conseguirlo

Bodega Valquejigoso, pasión por la viña

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Ese camino ya está en gran parte recorrido, pues no en vano uno de los vinos de Bodegas Valquejigoso, V2, ya ha sido reconocido como uno de los 100 mejores vinos del mundo por la revista Wine Spectator, pero Félix no se ha dejado adormecer por los halagos y sigue trabajando con la misma pasión y energía para que el resto de sus vinos sigan esa senda. Para comprobar hasta qué punto miman la elaboración en esta bodega que recuerda a un Chateau bordelés, nos han dejado “colarnos” en pleno proceso de vendimia acompañados por Aurelio García, su enólogo.

Sus vinos son la expresión del terruño y de una elaboración concienzuda y respetuosa con lo que le rodea. Hoy en día cuenta con 83 parcelas diferenciadas de viñedo propio, lo que supone unas 50 hectáreas cultivadas a más de 600 metros de altitud y con una gran diversidad de suelos, lo que hace que sus vinos sean muy personales, minerales y complejos. En Valquejigoso se trabaja desde la observación, la interpretación y el respeto del paisaje, del suelo y de las viñas, con el objetivo de que los vinos trasmitan las peculiaridades del lugar donde se cultivan.

Aurelio lo deja claro, “nuestros viñedos están situados en un lugar privilegiado, pues la variabilidad en la composición de los suelos, en las orientaciones de los viñedos, nos permite que las diferentes variedades que cultivamos expresen en cada zona de la viña unos caracteres singulares, de forma de cada una de estas zonas surge una parcela singular que nos proporciona un vino propio de esa parcela, con una personalidad única y característica de ese suelo, de esa orientación y de esa variedad de uva, es por eso que tenemos que tratar cada parcela como única”.

Esto significa que las microparcelas de Valquejigoso se podan y se trabajan de forma personalizada durante todo el ciclo de la vid hasta el momento de la vendimia, y posteriormente estas parcelas se elaboran cada una por separado.

La erosión de la roca granítica de la Sierra de Gredos es el origen del suelo de Valquejigoso. Un suelo muy particular dividido en tres estratos donde las arenas graníticas y las arcillas dan vida a variedades francesas como cabernet sauvignon, cabernet franc, syrah, petit verdot, sauvignon blanc e incluso viognier. Unas variedades que, siendo foráneas, transmiten terruño y autenticidad.

El diseño de la bodega de Valquejigoso intenta ser un ejemplo de cómo el continente debe amoldarse a una función y cumplir a la perfección con el fin de su creación: elaborar con el máximo cuidado y con las mejores condiciones posibles su producto más valioso, el vino.

Dotada de todas las nuevas tecnologías que existen hoy en el mercado es una bodega pensada por y para el vino. En ella trabajan por el sistema de gravedad: la uva recién vendimiada y enfriada, pasa por la mesa de selección donde se hace una rigurosa selección y, posteriormente, aprovechando la gravedad la uva llega a los depósitos de inoxidable o tinas de roble francés donde se elaboran las diferentes parcelas. En todos los procesos de extracción del color y del aroma, también se trabaja por gravedad.

A pesar de las modas, en la bodega tienen muy claro que no importa el tiempo que se tarde. Lo importante es hacer grandes vinos y por eso los de Valquejigoso cuentan con un gran aliado, una impecable sala de barricas y tinas de roble francés alineadas en un solo nivel al más puro estilo bordelés. Aquí y en su botellero los vinos de Valquejigoso pasarán como mínimo 5 años hasta salir a mercado. Está claro que no dejan nada al azar. Todo está pensado para conseguir que sus vinos sean excepcionales y así lo están demostrando.

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