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Habla del Mar, riqueza submarina embotellada

Bodegas Habla nos presenta la segunda edición de un proyecto único, un vino que hace la segunda fermentación bajo el mar y que es un coupage lleno de matices salinos, minerales y de algas.

Habla del Mar, riqueza submarina embotellada

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Como todos los vinos de Bodegas Habla, un proyecto nacido con vocación de revolucionar el sector, Habla del Mar no se rige por los cánones establecidos. Para empezar, no tiene añada, ya que su base es un ensamblaje de distintas variedades blancas, procedentes de viñedos costeros con influencia atlántica, que cada año puede variar en cuanto a porcentajes, origen de las uvas e incluso varietales.

Aquí lo importante, explican sus artífices, es su elaboración a través de un sistema de fermentación submarina patentado y absolutamente pionero en nuestro país, que afecta a la morfología del vino y le confiere unas cualidades organolépticas únicas. Después de cinco años de investigación y tras una primera edición que se agotó en apenas cuatro meses desde su lanzamiento, la bodega presenta ahora el segundo Habla del Mar, un blanco con un carácter muy singular fruto de la inmersión realizada entre noviembre de 2018 y abril de 2019.

La segunda edición de Habla del Mar es un coupage de cuatro variedades blancas nacionales procedentes de Galicia, Cantabria, País Vasco y Cataluña. Los viñedos, trabajados de manera tradicional y respetuosa con el medio ambiente, en línea con la filosofía de Bodegas Habla, se encuentran próximos a la costa, por lo que presentan una influencia atlántica que favorece el carácter salino del vino. Un carácter que se ve reforzado por esa segunda fermentación tan especial que se realiza bajo el agua.

En España existen algunos vinos que se sumergen una vez embotellados, lo cual afecta, básicamente, a su conservación. Pero Habla es la única bodega que realiza la segunda fermentación bajo al mar, en depósitos de 300 litros que reposan a 15 metros de profundidad en la bahía de San Juan de Luz, localidad vasco-francesa bañada por el Cantábrico. Allí, en el fondo de un arrecife artificial, el vino permanece durante cinco meses en contacto con sus lías, a una temperatura media de 8o, con una presión atmosférica de tres bares y sometido a un bazuqueo constante generado por el movimiento de las olas y las mareas. Este battonage continuo y absolutamente natural y el efecto de la presión sobre las lías intensifican la estructura y los aromas que éstas aportan al vino, obteniendo en pocos meses lo que un gran champagne consigue en tres años de crianza sobre sus lías.

Las condiciones de presión y temperatura del lecho marino, en todo momento controladas por un equipo de buzos dirigido por Florent Dumeau, enólogo de Habla, hacen además que las levaduras utilizadas –una mezcla de distintas cepas de levaduras criófilas, que son la que mejor funcionan con temperaturas tan bajas– trabajen de una forma diferente a como lo harían en tierra. Así, el vino criado bajo el fondo del mar posee la frescura propia de los vinos jóvenes, el cuerpo, el volumen y la untuosidad de los vinos con crianza, una gran capacidad de evolución en botella y, sobre todo, unos interesantes matices minerales, salinos y de plantas marinas debido a que los aromas secundarios y terciarios prevalecen sobre los primarios.

Cata

A la vista, Habla del Mar presenta un color amarillo limón, limpio y brillante, con ligeros matices acerados. En nariz destaca su aroma a maresía, que evoca largos paseos junto al mar. Una primera nota salina recuerda a marisco, para dar paso a una nota vegetal propia de algunas especies de algas. Detrás de esta delicada expresión, aparecen matices de membrillo y manzanilla. En boca, tras una entrada suave, desarrolla toda su expresión con una acidez que desvela la verdadera mineralidad marina. Su final emana sensaciones frescas y florales con un toque salino y yodado. En definitiva, se trata de un vino rotundo, equilibrado y lleno de sensaciones nuevas para la nariz y el paladar.

Marino de principio a fin

La botella de Habla del Mar, explica Valentín Iglesias, director creativo de la marca, evoca la forma de un faro, concretamente el faro del Tostón en Fuerteventura, cuyas características bandas rojas y blancas quedan reflejadas en la decoración de la cápsula, aunque aquí en tonos negros y dorados. Destacan el tapón de cristal, que simula la linterna, y la ilustración de un coral en la parte trasera, que puede verse desde la delantera recreando el paisaje submarino en el que nace el vino. Todo ello con un halo futurista y, a la vez, con reminiscencias a la era dorada de los descubrimientos tecnológicos y de los visionarios como Nikola Tesla o Julio Verne. Porque, afirma Iglesias, «Habla del Mar es un concepto tan rompedor que da lugar a una nueva categoría; una revolución en la concepción de elaboración tradicional y un proyecto digno de la imaginación del mismísimo Julio Verne».

P.V.P: 24 €