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Alta Pavina Citius, un Pinot Noir de medalla

Los hermanos Ortega han visto premiada su apuesta por cultivar esta complicada uva, reina de la Borgoña Francesa, y se alzan con la medalla de oro en el Concurso Mundial de Pinot Noir.

Alta Pavina Citius, un Pinot Noir de medalla

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Diego y Hugo Ortega viven por y para la hostelería. Además de algunos de los mejores hoteles de nuestro país bajo el sello Fontecruz, como La Casa del Presidente en Ávila, gestionan desde hace más de 20 años una bodega en la Ribera del Duero que produce algunos de los vinos más singulares del panorama nacional, Alta Pavina. Es un proyecto al que además tienen especial cariño, así que haber conseguido la medalla de oro en el prestigioso Concurso Mundial de la Pinot Noir, que forma parte de la Federación Mundial de los Grandes Concursos Internacionales de Vinos y Licores, les ha llenado de orgullo.

Cuando los Ortega compraron la bodega en los 80, se encontraron con las viñas de Pinot Noir (la “uva del diablo”) ya plantadas y decidieron que la mineralidad y características de su suelo les tenía que permitir hacer un gran vino con estas uvas. Reforzaron la labor de su enólogo, Isaac Fernández, con los consejos de un experto en la materia como es Claude Bourgignon, que a día de hoy sigue colaborando con la bodega. Es una uva difícil de cultivar y vinificar, pero si se encuentra el punto, alumbra unos vinos excelentes.

El vino tinto Citius Pinot Noir de Alta Pavina está elaborado con uva 100% Pinot Noir y pertenece a los Vinos de la Tierra de Castilla y León, ya que no se puede (ni ellos quieren) acoger a la Denominación de Origen de Ribera del Duero. Los viñedos están situados en la Finca Pago de la Pavina, de 12 hectáreas, perteneciente a la localidad Vallisoletana de La Parrilla. Está a casi 1.000 metros de altitud sobre el nivel del mar, una característica fundamental, ya que para lograr que la Pinot Noir madure en condiciones, es imprescindible contar con un clima frío.

La variedad Pinot Noir, típica por naturaleza de la Borgoña Francesa y de unas características muy especiales, se ha adaptado perfectamente a esta zona, y el acierto de los Ortega ha sido mezclar la variedad y vinificación de estilo Borgoña, con las características propias de los vinos de Ribera del Duero. Es un vino mineral, muy “continental”, con una crianza de 24 meses en barricas de roble francés ya usadas que les consigue Bourgignon y otros 24 meses en dormitorio de botellas. Ha tenido una producción de 10.000 botellas y el tiempo de guarda estimado es 2020.

A la vista se presenta rojo granate, con un ribete teja. En nariz tiene aromas de acertada intensidad, sutiles, con reducción del vino y toques minerales y a frutos rojos compotados. El fondo trae tabaco y especias, probablemente por la prolongada crianza. En boca se muestra seco, amable, fluido, de buena acidez y de elegantes taninos. La retronasal tiene recuerdos de la crianza, como humo y balsámicos, y al Final hay fruta escarchada. Su precio, 20 euros, termina de redondear el producto.