Conquista por el estómago con esta receta del bizcocho de San Valentín
El bizcocho "de terciopelo rojo" es el preferido de las pastelerías para sorprender cada 14 de febrero. Si este año quieres que el detalle romántico salga de tus propias manos, toma nota.
El "Red velvet" es ya una tradición del 14 de febrero en muchos países que también ha llegado a España.
Este esponjoso bizcocho en el que se mezclan el rojo de la pasión y el blanco que simboliza la pureza de los sentimientos es una auténtica delicia que puedes elaborar en tu casa sin dificultad para darle la sorpresa más dulce a la persona que quieres.
Ingredientes para el bizcocho:
300 gr de harina
320 gr de azúcar
125 ml de aceite de girasol o de oliva suave
1 vaso de leche
2 cucharaditas de zumo de limón (deberás mezclarlas con la leche hasta que se corte)
2 huevos a temperatura ambiente
2 cucharadas de cacao amargo de repostería en polvo (sin azúcar)
1/4 cucharadita de sal
1 chorro generoso de extracto de vainilla
2 cucharadita de colorante en pasta o gel de color rojo
1 cucharadita de polvo de hornear
Ingredientes para el frosting:
250 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
500 g de azúcar glas
250 g de queso crema frío
Elaboración del bizcocho:
Mezclamos el zumo de limón con el vaso de leche para que se corte y obtengamos el suero necesario para la receta. Engrasaremos un molde alto. En un bol, mezclamos los huevos con el azúcar y añadimos el aceite.
A continuación, añadimos el cacao, la sal y la mitad del vaso de suero de leche. Mezclamos bien. Vertemos la medida de harina en la masa y la de polvo de de hornear y removemos hasta que sea necesario echar la otra mitad del suero de leche.
Por último, vertemos la mezcla de vinagre y bicarbonato. Removemos. Echamos el colorante rojo, y el extracto de vainilla.
Vertemos toda la masa de una sola vez en el molde y horneamos a 180º durante 45 minutos aproximadamente.
Elaboración del frosting:
En un bol introducimos la mantequilla y removemos a baja velocidad con unas varillas mientras incorporamos los 500 gramos de azúcar glass poco a poco. Cuando la mezcla esté blanca, añadimos el queso y subimos la velocidad de nuestras varillas para crear una crema homogénea. Una vez terminada rellenaremos con ella el bizcocho.
Los más golosos pueden cubrir la tarta con una capa espesa de chocolate o incluso añadirle fresas naturales para decorar.