Recetas y tradiciones para disfrutar en la Pradera de San Isidro
Estamos de fiesta y subir a la Pradera de San Isidro es casi obligado para todos los madrileños
Estamos de fiesta y subir a la Pradera de San Isidro es casi obligado para todos los madrileños. Como es obligado tomarse un bocadillo de calamares, de panceta, o de entresijos y gallinejas, todo un clásico de la casquería madrileña que llena de humo los puestos de comida en la Pradera.
Muchos son los que se resisten a hincar el diente a esta delicia castiza por el lugar de donde provienen. Específicamente, las gallinejas son las tripas del cordero, mientras que los entresijos son el mesenterio del animal, unos pliegues que mantienen los intestinos colocados en la zona abdominal.
Una vez se limpian concienzudamente en agua fría con vinagre, éstas se fríen en abundante aceite hasta que quedan retorcidas, doradas y muy crujientes.
En estos días los puestos del recinto ferial no dan abasto y ofrecen por doquier estos y otros manjares típicos de Madrid como los callos a la madrileña, cocido madrileño, huevos rotos, chorizo a la sidra, paella, pincho de tortilla, ensaladilla rusa, berenjenas de Almagro y todo tipo de encurtidos.
Rosquillas de San Isidro
Entre tanta tradición madrileña no podemos olvidarnos de las rosquillas de San Isidro que inundan los tenderetes de las calles. En estos días festivos Madrid venderá más de seis millones de estas pequeñas rosquitas. Todas se componen de la misma base: harina, azúcar, huevos, ralladura de limón y aceite de oliva, diferenciándose unas de otras simplemente en su acabado final.
Las tontas no llevan ninguna cobertura
Las listas están cubiertas de glasa real de limón
Las de Santa Clara tienen su característico merengue seco
Las francesas con una lluvia de almendra picada y azúcar glass
La “invención” de las rosquillas se le atribuye a la Tía Javiera, quien vivía, unos dicen que en Fuenlabrada y otros que en Villarejo de Salvanés. Durante las fiestas patronales vendía cientos de sus famosas rosquillas con merengue seco, las que vienen siendo hoy en día las de Santa Clara.
Al fallecer sin descendencia, pronto empezaron a salirle parientes por todos los rincones de la capital. Los primeros tenderetes que se instalaron en La Pradera reivindicaban algún parentesco con la Tía Javiera para poder vender tantas rosquillas como ella y enseguida se extendió una cantilena que decía.
Pronto no habrá, ¡Cachipé!
en Madrid
duque ni hortera
que con la tía Javiera
emparentado no esté
Pero San Isidro, no son solo rosquillas, también tenemos los legendarios barquillos. Aún siguen los barquilleros vestidos de chulapos con su ruleta barquillera y ese sonido tan reconocido que invita a participar. El juego tradicional consistía en que los amigos debían hacer girar la rueda y el que sacaba el número más bajo pagaba los barquillos a todos.
Bebidas típicas de San Isidro
Sin duda las dos bebidas más tradicionales son la limonada y el vino dulce que sirven en pequeños vasos llamados ‘chato’ De ahí que se pida un chato de vino, o simplemente un chato.
Que comida te puedes llevar a la Pradera
Antiguamente se hacía una romería a la ermita de San Isidro para beber el agua milagrosa que brotaba junto al santuario, para después disfrutar en familia de una comida campestre que duraba todo el día. Entre muchos de los platos tradicionales el que más destacaba era el Gigote de San Isidro. Un guiso de carne de cordero, liebre o conejo, según el nivel adquisitivo de las familias, que se comía frio y se cocinaba friendo o asando con un poco de aceite o manteca la carne muy menudita con un poco de cebolla. Luego se le añadía una salsa que se hacía reduciendo vino tinto con vinagre, azúcar y especias al gusto.
Filetes rusos
Ya sean gigotes o filetes rusos. Esta comida es muy habitual meterla en la lonchera para comerla sentado en buena compañía en el césped de la Pradera.
La forma más clásica de preparar unos filetes rusos es mezclando muy bien medio kilo de carne picada de ternera con miga de pan humedecida en leche, un huevo, un diente de ajo rallado, perejil y sal. Una vez que están todos los ingredientes bien integrados se hacen pequeñas bolas que se aplastan, se pasan ligeramente por harina y se fríen en aceite de oliva.
Aunque si quieres darle un giro a esta tradicional receta puedes probar a incorporar a la carne picada una cebolla confitada, media manzana frita, un buen puñado queso cheddar rallado, un toque de sal, otro de pimienta y el resultado es bastante sorprendente.
Ensalada Isidril
La más castiza y simple que puedas imaginar
La receta original únicamente se hace con huevo duro, lechuga, atún en escabeche, aceitunas verdes manzanilla, cebolleta fresca y se adereza con aceite de oliva virgen extra, vinagre de vino y sal. Aunque siempre puedes añadirle tomate, otras variedades de aceituna y lechuga, pepino, espárragos etc... y aderezar con alguna vinagreta de tu gusto.
Queso
Cerrar una comida en la pradera con cuñas de queso reblandecidas en aceite de romero es un bocado de dioses. Como también lo es acompañarlo con uvas, manzana, nueces o mermelada de naranja amarga.
Cómo hacer queso en aceite de romero
No hay que olvidar que antiguamente los quesos se conservaban enteros en ollas de barro con aceite, por lo que hacer lo mismo en casa te dará un excelente resultado y el queso gana en sabor y aroma.
Corta un buen queso de oveja en cuñas o dados y colócalo dentro de un frasco de cristal hermético previamente esterilizado. Añade unas hojas de romero fresco y unos granos de pimienta. Cubre con aceite de oliva virgen extra y conserva en lugar freso y seco durante al menos dos semanas.
Para darle otros matices prueba añadir al aceite guindillas, laurel, trufa, ajo, tomillo, pimentón...
También te puede interesar:
- 13 platos muy madrileños para celebrar San Isidro
- Receta de rosquillas de San Isidro